• La MADIC cuenta con una sala para un aforo de al menos 24 personas y con el LABI, un espacio divisional que favorece los procesos de docencia e investigación de carácter interdisciplinar.

Por: Redacción/

Con una matrícula de 38 alumnos y 111 egresados, la Maestría en Diseño, Información y Comunicación (MADIC) de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) cumple una década de formar profesionales que se desenvuelven en distintos ámbitos laborales, consolidándose como un programa integral que prioritariamente potencia los procesos de investigación y la interdisciplina, puntualizó la doctora Caridad García Hernández.

La coordinadora de dicho posgrado precisó que fue creado en los primeros años de la Unidad Cuajimalpa, que junto con la División de Ciencias de la Comunicación y Diseño tuvo siempre en sus planes ofrecer una opción educativa que conjuntara las estrategias de comunicación, diseño de información y sistemas de interacción, que son tres áreas del saber que identifican a esa instancia académica.

La DCCD tiene características diferentes a sus equivalentes del resto de las sedes de la UAM, porque “vivíamos el inicio de esta época de nuevas tecnologías y globalización del conocimiento, por lo que se vislumbraba que éstas tendrían un gran potencial de crecimiento”.

Una vez constituidas las licenciaturas en Ciencias de la Comunicación; en Diseño, y en Tecnologías y Sistemas de Información surgió esta Maestría, que “en definitiva concreta el proyecto de interdisciplina, uno de los ejes rectores de la Unidad Cuajimalpa”, además de que sus tres líneas: Estrategias de Comunicación; Diseño de Información, y Sistemas para la Interacción han permitido –en esta primera década– desarrollar la docencia y la investigación bajo ese concepto para que el alumnado logre proyectos de indagación interesantes, que incluso han sido premiados en diferentes escenarios, apuntó la doctora García Hernández.

Algunos rasgos del alumnado de la MADIC son que presentan trabajos de alta calidad; pretenden participar en congresos y certámenes, desempeñando un buen papel, y entre sus fortalezas están la voluntad y la capacidad de establecer diálogos y conversaciones con los académicos, quienes los acompañan en sus propuestas, pues tienen claro que cada una de las unidades de enseñanza aprendizaje aporta a los tres campos de la Maestría.

Todo esto se concreta en la idónea comunicación de resultados, en virtud de la intervención de profesores de las tres líneas, ya que los jóvenes deben hacer su proyecto terminal de manera interdisciplinaria, integrando equipos que conjugan dichas líneas, aunque cada uno tiene un asesor propio que proviene de la comunicación, el diseño o la computación. Así es como se da una retroalimentación muy intensa que ha abonado a la consolidación de la Maestría.

Para apoyar la inclusión de los profesionales al mercado laboral, desde la Unidad Cuajimalpa “tenemos mucha comunicación” con los egresados y desde la Rectoría General se da un seguimiento con el fin de identificar en qué sectores se encuentran ubicados y cómo aplican la interdisciplina, ya que “son muy conscientes de que los problemas no pueden resolverse desde una sola mirada”.

Los avances alcanzados en diez años hacen necesaria una reflexión desde la academia para extender los horizontes de las investigaciones, de manera que “no estén enfocadas en ciertos territorios, sino que ampliemos la visión e involucremos a profesores de diferentes departamentos, pues hay quienes no sólo se limitan a las áreas de la División, sino que participan con las Ciencias Sociales, o las Ciencias Naturales e Ingeniería, lo cual puede ser muy positivo para la creación de
saberes”, a partir de las condiciones organizativas que ofrece una comunidad pequeña que posibilita la acción colaborativa.

El plan de estudios de la Maestría atraviesa su tercer proceso de adecuación, lo cual representa una oportunidad para recapacitar sobre el contexto, porque está muy conectado con las necesidades de adaptación de la comunidad a los escenarios de trabajo y estudio a distancia, debido a la pandemia del COVID-19.

El currículum debe actualizarse constante y continuamente, porque debe relacionarse con la participación e incursión de las tecnologías en la vida social. En la actualidad registra 38 matriculados, 21 de la décima generación y 17 de la novena; el número de egresados asciende a 111 y fue reconocido en el padrón del Programa Nacional de Posgrados de Calidad del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología desde su creación, con una última renovación en 2020.

Entre los reconocimientos que ha recibido se cuentan el Premio Nacional Diseña México, conferido en 2016 a diez alumnas y alumnos de la línea de Diseño de Información, por la elaboración de un esquema de siete mapas hápticos para las instalaciones de la Unidad Cuajimalpa.

Ese mismo año, el proyecto terminal Migran-TIC, de Yosune Chamizo Alberro y Gilberto León Martagón, ganó el bronce en la categoría Social Affairs del IIIDAward 2017, otorgado por el International Institute for Information Design por el desarrollo de una aplicación para visualizar datos sobre migrantes.

INSER: Plataforma Web de vinculación discapacidad y empleo obtuvo el primer lugar del Premio Nacional Diseña México –en la categoría digital– a estudiantes en 2017.

En 2019, María Ester Calderón Casanova, Mariana López Ortiz, Patricia Galán Lara y María Elena Sánchez Vilchis se alzaron con el Premio Nacional Diseña México, por su tesis Sistema de información para la gestión de residuos sólidos urbanos en la Ciudad de México.

Además, los alumnos de la sexta generación Alejandro Reyes García, Gadi Reyna Miranda, Jeniffer Cruz Vera y Alejandro Rosales Martínez merecieron una Mención Académica por la tesis Fomento de la recepción crítica en niños de nueve a once años ante el consumo de videos de retos peligrosos en YouTube.

En fechas más recientes, dos grupos generaron El Mercadito Web y la Herramienta digital para detectar el estado de languidez en los estudiantes durante la pandemia, en la edición 23 de la Conferencia Internacional Humano Computadora (HCI, por sus siglas en inglés); ambos prototipos quedaron incorporados al catálogo de la Organización Mundial de la Salud que almacena obras científicas globales sobre temas asociados a la enfermedad COVID-19.

En cuanto a infraestructura, la MADIC cuenta con una sala para un aforo de al menos 24 personas y con el Laboratorio Interdisciplinario (LABI), un espacio divisional que favorece los procesos de docencia e investigación de carácter interdisciplinar, así como la interacción académica.

El LABI es operado por la DCCD y, por tanto, da servicio a las unidades de enseñanza aprendizaje y proyectos de todas las licenciaturas y los posgrados de la División.