• Están elaborados con desechos y estarían destinados a habitantes de zonas alejadas de las ciudades.

Por: Redacción/

Prototipos de estufas solares elaboradas con desechos que alcanzan hasta los 200 grados Celsius para ser utilizadas en zonas rurales fueron creados por estudiantes de la Licenciatura en Ingeniería en Energía de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

“La idea es aprovechar lo que se tiene en casa para reusarlo en algo que puede servir a las personas que habitan en áreas alejadas de las ciudades para cocer alimentos a bajo costo”, aseguró Jorge Luis Acevedo, quien en representación de sus compañeros señaló que estos dispositivos están pensados para evitar el empleo de combustibles fósiles.

Al presentar su estufa explicó que para su realización fueron utilizados tres discos con parábolas de servicio de televisión a los cuales se adhirieron pequeños cuadros de espejo, material que permite el reflejo del punto focal.

Al poner aceite para cocina un solo disco alcanzó 73 grados; con dos, 105 y la suma de los tres registró una temperatura de 147 grados; mientras que al colocar agua, la adición de los tres alcanzó una temperatura de 95 grados Celsius.

El costo de estas estufas solares es mínimo, pues los cinco integrantes del equipo emplearon artefactos que no ocupaban en casa, soldaron las patas de metal y mandaron cortar el vidrio en pequeños cuadros para pegarlos a las parábolas.

José Alonso Rosales Sánchez, integrante de otro de los cinco equipos que presentaron equipos solares ensamblados en el Área de Concentración Solar, explicó que en su modelo “las patitas fueron construidas con solera y la curva de la parábola con plantillas de papel bond, en un ángulo de 80 grados, que es el radio comercial de las estufas”.

La parábola fue cubierta con tiras de papel espejo como material receptor, una charola de acero inoxidable –material más adecuado para calentar la comida– que fue pintada en la parte inferior de color negro para una mejor absorción de la radiación.

De manera teórica, “encontramos que de este modo reuniría los rayos solares; sin embargo, en la práctica no fue así y decidimos ir cambiando la altura del receptor para conseguir una mayor concentración de calor, lo que llevó a tener en la base de la charola más de 100 grados para cocinar tiras de carne y salchichas y al agregar aceite este elemento elevará aún más la temperatura”.

Alexis Ríos Villanueva y Luis Antonio Guzmán Flores, egresados de la Licenciatura en Ingeniería en Energía y estudiantes del posgrado en Energía, también participaron en la exposición, con la colaboración del doctor Hernando Paredes Rubio, académico del Departamento de Ingeniería de Procesos e Hidráulica.

Su aparato con Disco parabólico representó un desafío para enfocar la luz, “por lo que tuvimos que pensar cómo enfocar la dirección del sol, para lo cual utilizamos pequeños cuadros de espejo para la dispersión”.

A través de esta tecnología se alcanzaron temperaturas de hasta 220 grados Celsius, “y si colocáramos tres discos obtendríamos hasta 400 grados a un menor costo”.

José Rodolfo Jacinto Espinosa presentó una muestra –elaborada en dos semanas, junto con el diseño– a base de materiales reciclados rescatados del desperdicio industrial para darle un nuevo uso en función de que pueda servir para comunidades rurales.

“Este tipo de estufa puede alcanzar más de 120 grados y el agua puede hervir sin problemas y cuando se coloca aceite de cocina alcanza temperaturas más altas”, concluyó.