Por: Meztli Islas

En el marco del Día Internacional de la Mujer, el priísta José Marco Antonio Olvera Acevedo, recordó que las mujeres de la industria textil de Nueva York iniciaron un gran movimiento en el que decían: “pan y rosas para las mujeres”.

Dijo que ahora se debería decir “pan y rosas para nuestras mujeres”, ya que la reforma agraria no incluyó a la figura femenina por que siempre hizo referencia a los ejidatarios hombres.

Argumentó que no sabe qué error o exclusión histórica “cometimos en esa fecha o en ese proceso, que dejamos a las mujeres en el mismo nivel de preparar la comida; y qué harían los ejércitos o qué harían los revolucionarios si no hubiera quién se encargara de lo que ahora pomposamente llamamos logística, sobre todo la cuestión alimenticia”.

El panista Daniel Gabriel Ávila Ruíz, señaló que la igualdad de género es una de las causas y efectos principales del hambre y la pobreza. Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), el 60% de las personas que padecen hambre crónica en el mundo, son mujeres y niñas.

Además, dijo que a nivel nacional las mujeres ocupadas en el campo suman más de tres millones, es decir, el 16% de la población femenina con empleo a nivel nacional. En lo que se refiere a las zonas comunales o ejidales, la mujer tiene un 7.9% de participación.

También comentó que  en Veracruz, Puebla, México, Oaxaca, Guerrero, Chiapas e Hidalgo, son los que tienen mayor número de unidades de producción encabezadas por mujeres. 97 por ciento de los ejidos y comunidades tienen comisariado ejidal hombre, por lo que sólo 3 por ciento, corresponden a las mujeres a nivel nacional.

Finalmente, la senadora María Hilaria Domínguez Arvizu, del PRI, advirtió que para lograr que la mujer se integre completamente al proceso de desarrollo, es urgente realizar proyectos productivos dirigidos a las comunidades, bajar “tanto burocratismo” y quitar las reglas de operación.

“Más que dar, hay que enseñarle a producir para que no coma un día y deje de comer una semana”, sostuvo. Se tendrán que lograr acuerdos ante la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), para poder reestructurar las reglas de operación y los programas transversales, puntualizó.

Los programas, agregó, tienen que ir directo a las comunidades, integrar a todas las mujeres, a las de la ciudad y a las del campo.