Por: Moctezuma Reco, Analista

 

En el mundo del crimen organizado, el éxito no se mide solo en poder y riqueza, sino en la capacidad de adaptación y gestión que rivaliza con las corporaciones legítimas. Tom Wainwright, en su libro “Narconomics” (2016), nos sumerge en el intrigante universo de la economía de las drogas, donde los capos no solo son traficantes, sino empresarios astutos que aplican estrategias dignas de cualquier CEO.

 

Gracias a la “narcocultura”, es decir a la gran influencia que, a través de música, series de televisión, ropa, imágenes, contenidos en redes sociales; es decir a toda la exposición constante que tiene un ciudadano promedio al mundo del narco, regularmente se pregunta, ¿cómo puede ser exitoso y sobrevivir el jefe de una organización criminal? Para el líder de un cártel, la clave está en la flexibilidad y la diversificación. Así como una empresa legítima se expande hacia nuevos mercados y productos, el “capo inteligente” sabe adaptarse a los cambios en la demanda y la oferta de drogas, así como a las estrategias de aplicación de la ley. Además, la habilidad para mantener una estructura organizativa eficiente, minimizando riesgos y maximizando ganancias, es fundamental.

 

Un ejemplo fácil de comprender en Narconomía, es el del CJNG, su éxito se debe en parte a la utilización de un sistema de franquicias que les ha permitido aplicar la flexibilidad y diversificación. En su Evaluación Nacional de Amenazas, la DEA advierte que este modelo “franquiciatario” funciona, por ejemplo, vendiendo franquicias a grupos semiindependientes. Cada grupo puede personalizar sus operaciones según las condiciones locales o las demandas del mercado, siempre que cumpla con los requisitos de nombre, marca y estructura organizacional establecidas por el mismo cártel, un ejemplo fácil de esto son las facciones criminales en CDMX que son auspiciadas por el CJNG, las cuales según un ex jefe de gobierno nunca existieron, aunque siempre estuvieron ahí. Lo que la DEA no advierte, que también es uno de los ejes rectores de la narconomía, es que a pesar de que en EE UU existe una crisis de salud más grave por la adicción a opioides como la Oxicodona (conocido como “Oxi” en los círculos donde se consume ese fármaco), los americanos prefieren orientar sus baterías en el fentanilo, la razón es sencilla, la oxicodona se fabrica, produce y comercializa en el país y para nuestros vecinos del norte, el enemigo siempre viene de fuera.

 

Dentro de la diversificación, los cárteles emplean mucho el lavado de dinero para ocultar sus ganancias, desde negocios legítimos, como invertir en restaurantes, hoteles, bienes raíces, empresas de construcción, pasan también por transferencias internacionales empleando sistemas financieros para mover dinero entre países y cuentas bancarias dificultando el rastreo de fondos. La adquisición de bienes de alto valor como obras de arte, joyas, propiedades para su posterior venta es otra herramienta empleada y de forma menos recurrente la inversión en casinos y casas de apuestas hasta de repente la creación de empresas fantasma para recibir y transferir fondos.

 

Otra duda recurrente en pláticas de café con los amigos es como crean valor a su “marca” y dan servicio al cliente las personas encargadas de administrar los cárteles. Los cárteles son maestros en la construcción de una marca poderosa. Desde la calidad del producto hasta la eficiencia de la entrega, se esfuerzan por mantener altos estándares para ganar la lealtad del consumidor. Además, su capacidad para adaptarse a las preferencias del mercado, ofreciendo nuevos productos y servicios, les permite mantener su competitividad en un mercado saturado.

 

Y si de marcas se trata, solo habría que echarle un ojo al Índice Global de Crimen Organizado, en el cual México se encuentra en cuarto ligar a nivel mundial en esos términos, este índice evalúa tanto la prevalencia de los MERCADOS CRIMINALES como la fortaleza de los grupos delictivos. México es un país donde la delincuencia organizada ejerce una influencia considerable (ya quisieran las marcas mexicanas tener un “prestigio” tan fortalecido en el país).

 

De este problema todos tenemos una solución, todos criticamos al gobierno (con el periódico en la mano claro), todos haríamos mejor trabajo que equis secretario de seguridad, que equis Almirante o equis General. La realidad es que, de una forma realista, la lucha contra el narcotráfico requiere más que simplemente aplicar medidas represivas. Los gobiernos deben abordar las causas fundamentales del problema, como la pobreza y la falta de oportunidades, mientras fortalecen sus instituciones para combatir la corrupción y el lavado de dinero. Adoptar enfoques más inteligentes y centrados en el usuario, como la reducción de daños y la legalización controlada, también puede ayudar a debilitar el poder de los cárteles. Expertos en el tema (verdaderos expertos, no “Rivas Palacios o Ibarrolas o De Mauleones”, que son expertos en tomar café y bebidas espirituosas con viejitos uniformados que jamás estuvieron en un operativo de los actuales fuera del escritorio y fuera de recibir partes), argumentan que la mejor estrategia sería una combinación de enfoques, desde la cooperación internacional, fortaleciendo también la inteligencia y empleo de tecnología avanzada, hasta la reforma legal y responsabilidad cooperativa, es decir, reformar el marco jurídico para permitir el decomiso civil o la extinción de dominio de activos vinculados al crimen, además de fortalecer la responsabilidad criminal de las empresas involucradas, ayudarían a debilitar sy poder y anular las operaciones de la “narconomía” de una manera más eficiente, que tan solo ver morir a nuestros soldados y marinos.

 

Por eso, al referirme a la “Narconomía”, se pretende dar más que un simple juego de palabras. Representa la aplicación de principios económicos a la industria del narcotráfico, revelando la sorprendente similitud entre el mundo legal y el ilegal. Desde la gestión de la cadena de suministro hasta la maximización de la utilidad, lo cual es una muestra de cómo los capos emplean conceptos económicos para mantener su imperio criminal.

 

Por último, retomando un poquito el informe de la DEA, creo que se les pasó avisar en sus diversos informes, donde critican tanto al gobierno, que la detención del General Cienfuegos y su persecución, se debió a la indiscreción de un elemento operativo que se fue de boca y al cual básicamente obedecieron ciegamente. Tal como nos gusta cerrar, ahí se las dejo de tarea.