Por: Moctezuma Reco / Analista

 

A lo largo de mis más de 50 años de vida he tenido la oportunidad de siempre haber convivido con “militares de carrera” y de “tropa”, como ellos se denominan, vengo de una familia de militares igualmente. ¿Cuál es mi punto? que conozco muy bien (si no es que a la perfección) el ambiente de la milicia. Realmente eso me hace sentir muy orgulloso, verlos uniformados, platicar con ellos, escuchar sus experiencias y vivencias a lo largo de sus años de servicio, muchas veces platicas muy duras, pero ellos se miran a si mismo como espadas del acero más duro y el acero más duro es forjado a golpes cada vez más fuertes y entre más golpes más filosa y capaz es esa espada. Idea que las nuevas generaciones no comparten o se ha incrementado significativamente esa falta de identidad.

 

Podría apostar el dinero que no me pagan por esta columna, que cuando a cualquiera de ustedes que me leen les comentan que alguien es militar, el primer adjetivo que llega a su mente es “disciplinado o severo”, y por supuesto que así es…o lo era… últimamente es un tema muy frecuente entre los militares y marinos con muchos años de servicio, la “nueva disciplina”. Si señores, las generaciones de cristal y las ideologías de la meritocracia mal entendidas y enfocadas por la juventud, alcanzaron a nuestras Fuerzas Armadas.

 

Es algo que nosotros que no estamos parados en el núcleo de las FFAA no entendemos, pero se observa, se siente y se distingue la frustración de los militares veteranos al ver el comportamiento de los recién reclutados con apenas 1 a 5 años de servicio. Uno de los ingredientes del éxito de la capacitación y adiestramiento que reciben los militares es CALIDAD SOBRE CANTIDAD. Es por eso que, cursos como los de fuerzas especiales (FES) ingresan 100 elementos y solo terminan 10…al menos así era antes.

 

Un ejemplo de esta mala y pésima practica ocurrió a inicios de este sexenio en la Unidad de Operaciones Especiales (UNOPES) de la SEMAR. Esta es una unidad que, de acuerdo a su descripción, es de carácter estratégico y depende directamente del Almirante Secretario (al menos de acuerdo con la Ley Orgánica de la AM, todas las Unidades dependen del Alto Mando). En esa unidad se encuentran los elementos de fuerzas especiales que logran terminar y desarrollan operaciones de alto impacto a lo largo del territorio nacional. Esta es la raíz de una de las más grandes decepciones sufridas por los FES de Marina. Ellos comentan que a la llegada del nuevo Comandante a finales del 2018 cuando comienza el sexenio, el entonces Contralmirante de Infantería de Marina René Canto Oliva (quien es consuegro del Almirante Secretario), llegó a reducir el tiempo del curso de FES de 9 a 3 meses bajo la orden de” TODOS SE GRADUAN”. De acuerdo con quienes platiqué, este fue un experimento que resultó “de mal gusto y decepcionante” ya que manifiestan que “les regalaban el curso”. Mi propio sentido común me indica que no se puede formar un soldado de fuerzas especiales en 3 meses y según lo que investigué con sus homónimos de otros países, en ningún otro lado se lleva a cabo esta práctica.

 

Otro de los comentarios recibidos es que parte de esta decisión fue tomada por el Almirante ya que uno de los objetivos de su hijo (teniente en marina), era ser Fuerzas Especiales y el comandante de UNOPES se aseguró que así fuera.

 

Pero volviendo al tema principal, la disciplina. Ésta se ha visto mermada principalmente este sexenio ya que las FFAA se vieron rebasadas por las cantidades de elementos contratados y las capacidades para adiestrarlos de manera pertinente y especifica, se tradujo en un desgaste del filtro de calidad que se realizaba de manera natural por la intensidad del adiestramiento, quienes no querían ni tenían que estar, se iban y solo se quedaban los aptos. Ahora, todo el que entra se queda. Los veteranos comentan que se observan a diario y cada día se intensifican las faltas de respeto y disciplina. Que ya no sienten el amor al uniforme porque no se lo ganan y que los mandos no hacen nada al respecto más que agachar la cabeza y alinearse a las necesidades políticas del ejecutivo para cumplir el capricho de la Guardia Nacional.

 

La cual, por cierto, los mismos militares y marinos señalan como una institución sin bases ni espíritu, una institución “que nació muerta”. Y como no, si al ser creada, Marina y SEDENA mandaron a los elementos que ya no querían en sus filas, a aquellos “faltistas” e irresponsables que causaban problemas en las unidades, elementos que habían sido acusados de faltas graves a la disciplina e incluso que tenían averiguaciones previas. Y en los subsecuente se comenzaron a integrar militares exprés, sin criterio y sin disciplina. O díganme si la integración de 5 mil elementos en 3 meses y medio no podrían ser nombrados militares exprés, lo cual sucedió el primer semestre del 2019. La única razón de integrarla así, es por el desgaste de imagen que tenían las policías y como artimaña política si “A” (Semar tiene 90% de aceptación) y “B” (SEDENA tiene 85% de aceptación), por ende “C” terminó con casi 80% en las encuestas INEGI en automático, sin servir para nada, pero la percepción se convierte en realidad en ojos de propios y extraños.

 

Esto es una de las tantas causas de inseguridad actual en el país, la falta de personal especializado y capacitado para combatir al crimen organizado. Si el nuevo Titular del Ejecutivo tiene el valor de romper las cadenas que tienen estos guerreros cautivos…¿quiénes van a combatir con la fiereza que se debe?. Pues claro, los veteranos que si tienen puesta la camisa verdeolivo y blanca…Pero ¿qué va a pasar cuando esos veteranos en combate se cansen de luchar o simplemente caigan en combate porque no tienen una nueva generación que los sustituya? ¿quién hará ese trabajo? ¿la policía? ¿o los militares de cristal sin completa identidad que están incluyendo a nuestras honorables instituciones? Se los dejo de tarea una vez más.