• Influyen factores como la esperanza de vida e indicadores como la tasa de fecundidad, la migración, las muertes por violencia, entre otros.

Por: Redacción/

En México habitan más mujeres que hombres; sin embargo, en los próximos años se verá cómo impactará la pandemia por la COVID-19 en las cifras demográficas, ya que estudios indican que aunque ellas y ellos salen de sus hogares a trabajar, los varones tienen menor percepción del riesgo por contagio del virus SARS-CoV-2.

Así lo afirmó Tania Lizbeth Meléndez Elizalde, co-coordinadora del Seminario Interinstitucional de Familia y Salud de la UNAM, quien explicó que la proporción mayor es una tendencia que data, al menos, de 1910.

En ello influyen factores como la esperanza de vida e indicadores como la tasa de fecundidad, la migración, las muertes por violencia, entre otros.

“Las tasas de nacimiento de varones son ligeramente mayores a las de las mujeres, pero en los primeros años de vida se registra mayor defunción de niños. Estudios muestran que hay mayor migración de los hombres por condiciones económicas y son más afectados por la violencia generada por el narcotráfico”, expuso.

Recordó que el Censo Nacional de Población 2020 reveló que en el país hay 126 millones 14 mil 24 habitantes: 64 millones 540 mil 634 son mujeres (51.2 por ciento); y 61 millones 473 mil 390 hombres (48.8 por ciento); es decir, hay 100 mujeres por cada 95 varones. Indicó que también a nivel mundial el número de ellas es mayor.

De igual forma, el Censo registró que: 2.6 millones de mujeres de 15 años o más son analfabetas, mientras que 1.7 millones de hombres están en esa condición. Asimismo, 62 por ciento de mujeres, de 12 años o más, participan en la población económicamente activa, frente al 59.1 por ciento de los hombres en ese mismo rango de edad.

Ellas, prosiguió la académica, tuvieron que salir del hogar a trabajar, pero acceden a empleos precarios, sin seguridad social, situación que no les permitirá gozar, en los próximos años, de pensiones y vivir una vejez con salud y bienestar.

Además, se mantiene la concepción tradicional de que los quehaceres de la casa y los cuidados les corresponden, lo cual ocasiona que tengan doble o triple jornada.

“Hay que repensar cuál es el papel, el lugar de las mujeres en nuestra sociedad, desde niñas, desde que nacemos, pues socialmente se nos asignan características, roles o estereotipos que nos colocan en situaciones de desventaja”, insistió.

Estimó necesario que el Estado, el gobierno y la sociedad impulsen políticas públicas para que la población femenina tenga mayor acceso a educación, trabajos mejor pagados y a una vida libre de violencia.

“Sí, somos más en número y tenemos que luchar por mejorar las condiciones en las que vivimos, por mejorar nuestra calidad de vida”, aseveró la también académica de la Facultad de Estudios Superiores Aragón.