Por: Redacción

Ante la eventual recesión económica en México para el 2017, la insuficiencia presupuestal para el campo, la firma del Acuerdo Comercial Transpacífico y la pretendida siembra de transgénicos obliga a la academia, a los pequeños productores y a las organizaciones campesinas a unirse para enfrentar estos embates y  producir los  alimentos necesarios para la población, aseguraron directivos, académicos e investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo, INIFAP  y los dirigentes de UFIC, CIOAC y ANEC.

En el marco del Octavo Aniversario del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias para el Desarrollo Rural Integral (CIIDRI) de la UACH, donde se analizó la problemática rural ante la coyuntura en México, se manifestó el rechazo al acuerdo comercial TPP por ser un “riesgo de muerte” para el maíz y otras semillas nativas.

Lo anterior tras advertir que con este acuerdo comercial se permitiría la siembra de transgénicos y además se alertó sobre los escenarios para el medio rural mexicano con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, de tal suerte que la propuesta conjunta de los asistentes fue enfrentar estas contingencias con producción nacional proveniente de la agricultura familiar considerando el olvido que tiene el Estado hacia el campo.

Al inaugurar el encuentro,  José Luis Romo Lozano representante de la Rectoría de la Universidad Autónoma Chapingo que encabeza Sergio Barrales Domínguez,  fijo postura al sostener que urge la investigación de frontera así como de innovación que permita atacar la crisis financiera y  el deterioro ambiental que padece el agro nacional.

En tanto, Manuel Ángel Gómez Cruz, Coordinador del  CIIDRI, indicó que la  agroecología y el uso de insumos locales permitirá el rescate del medio ambiente y la recuperación económica de las comunidades.

 Indicó que las prioridades como país en el tema alimentario deben ser: la agroecología, la eco-intensificación de los cultivos, la restauración de las áreas erosionadas, el rescate de los invernaderos, el impulso de los tianguis orgánicos además de la producción y reproducción de microorganismos.

Por su parte, Isidro Pedraza Pérez, Presidente de la Comisión de Autosuficiencia Agroalimentaria del Senado de la República, admitió la urgencia de la unidad entre organizaciones campesinas ante el nuevo panorama  económico y social del país para ello es necesario que éstas dejen su “mezquindad y egocentrismo” y el Estado pare su actitud “clientelar” que solo atomiza al campo.

En tanto, Atahualpa Estrada, representante de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras, consideró urgente adoptar medidas ajenas al Gobierno Federal para hacer frente a los acuerdos comerciales que como el TLCAN han dañado a los pequeños y medianos productores de tal suerte que el TPP no será la excepción.

Rocío Miranda Pérez, Presidenta de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, en este encuentro académico y de presentación de resultados de la investigación aplicada a la producción de alimentos, presentó cuatro propuestas hacia un Modelo Alternativo para el Campo donde se establezca un Programa Extraordinario para el rescate, preservación y desarrollo de las semillas nativas del maíz, el frijol y las abejas.

Consideró que de poco sirve que cada vez que la Cámara de Diputados discute el presupuesto “haya manifestaciones, no sin cierto radicalismo, pero solo se reducen a protestas y denuncias, pero se carece de un proyecto sustentado técnicamente por lo que urgen propuestas con fuerza social que las hagan viables. Es momento de que los movimientos campesinos se planteen los asuntos de poder pero en unidad. El reto es grande, pero ese es el camino”.

A su vez, Federico Ovalle Vaquera, Secretario General de la Central Independiente de Obreros, Agrícolas y Campesinos, opinó que para salir del “atolladero” en el que el capitalismo y el neoliberalismo tienen sumergido al campo mexicano, es necesario un modelo de desarrollo alternativo donde la producción nacional sea prioridad.

Del mismo modo, coincidió con los demás ponentes en el sentido de la unidad entre las organizaciones campesinas así como en la urgencia de “gastar el presupuesto de manera diferente, cerrando la puerta a la beneficencia y al uso electorero”.

En tanto, Alejandro Espinosa Calderón, miembro del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), en su ponencia “Maíz y México: Impacto de transgénicos, Masagro, CRISPR y ATP”, sostuvo que nuestro país no tendría necesidad de importar más de 10 millones de toneladas de maíz para el consumo interno al tener una demanda de 32 millones si se impulsara la siembra de las más de 60 razas nativas que tenemos.

Sostuvo que el Gobierno Federal está consciente de ello pero por intereses particulares favorece la importación e incluso busca, a través de Masagro la importación de maíz transgénico que sería la muerte para las semillas nativas a pesar de que internacionalmente se ha demostrados que “los transgénicos no sirven, contaminan y son dañinos para la salud al igual que la nueva tecnología de producción agrícola que pretende introducir a México denominada CRISPR”.