Por: Fernando Nava

Vecinos de Atizapán de Zaragoza, Estado de México, denunciaron la agresión a un cachorro de siete meses, raza bulldog, y el apuñalamiento de su dueño, Carlos M. García, en la Veterinaria Centro Médico, en la Plaza Espacio Esmeralda el 23 de diciembre.

Luego de que diferentes clientes del establecimiento dieran aviso a los amos del animal y que el perro presentara diarrea, el ano sangrado y una actitud temblorosa,  Carlos y su esposa acudieron a la estética canina, en donde todo comenzó por mencionar el estado de salud del bulldog.

Mientras, la dueña entabló conversación con el encargado en ese momento, la situación parecía bajo control, sin embargo, cuando Carlos habló, el veterinario reaccionó de una forma agresiva, alegando que “si tenía pruebas, que las presentara”.

En ese momento, fotografiaron a la persona que los atendió, para denunciarlo ante las redes sociales, quien minutos después alzó el tono de sus palabras y golpeó a Carlos.

Mientras su esposa e hijo, de seis años, intentaban separar y controlar la pelea, el veterinario sacó un arma blanca punzo cortante, con la que lo apuñaló cinco veces al padre de familia cerca del cuello y rostro.

De inmediato, fue trasladado de emergencia al hospital, pues presentaba una herida cerca de la yugular, que de no haber sido atendida en el momento, hubiera acabado con su vida.

Minutos más tarde, la dueña del establecimiento canino, Sara Regules, se presentó en el local, quien rechazó hacerse responsable de las heridas causadas por su empleado.

Además, de sostener que “se merecían lo que les había pasado por haberlo acusado sin tener pruebas”.

A la brevedad, ingresaron en la plaza elementos de la Policía del municipio, para detener al involucrado, sin embargo, Sara, resguardó al agresor dentro del establecimiento para no poder trasladarlo a la delegación.

Hasta el momento, el agresor homicida en potencia, sigue prófugo y sin dar cuentas a la ley por los hechos ocurridos.

La familia de Carlos, presentó una denuncia en contra de quien resulte responsable, y mantuvo preguntas cerca de la zona, para tener referencias de la veterinaria.

Fueron las respuestas vecinales, las que mencionaban que no era el primer caso que ocurría con un cachorro, pues en otras ocasiones, ya habían denunciado agresión hacia las mascotas.