Por: Redacción/

Novelista inglés que innovó la manera de escribir durante la época victoriana, Charles Dickens impregnó su obra literaria de ironía para generar una crítica social al gobierno constitucionalista de Inglaterra, que en aras de la modernización tecnológica e industrial, tenía al menos 30.000 niños, “sucios, desnutridos y semidesnudos’, viviendo en las calles de la capital mientras la riqueza de la Revolución Industrial beneficiaba a la burguesía.

Nacido en Portsmouth en 1812, Dickens comenzó a asistir al colegio a la edad de nueve años, sin embargo, debido a las deudas de su padre John Dickens-oficinista de la Pagaduría de la Armada en el arsenal del puerto de Portsmouth-tuvo que abandonarla y ponerse a trabajar en Warren’s boot-blacking Factory, empresa dedicado a la fabricación de betún para calzado que le dejó una sensación de soledad, abandono y humillación que más tarde retrataría en su novela “David Copperfield” (1850).

Tras este lapso, Charles decidió salir de la fábrica y en 1827 entrar a trabajar como secretario legal, para más tarde convertirse en reportero del periódico “The Mirror of Parliament”, propiedad de su tío John Barrow, en donde su gran habilidad y rapidez le hicieron ganar gran reconocimiento y popularidad por tratar temas referentes a la abolición de la esclavitud.

Para diciembre de 1833, con el gobierno victoriano a la casa de todo aquel que escribiera en contra de sus reformas y leyes, Dickens publicó bajo el seudónimo de “Boz” una serie de relatos que narran la vida cotidiana en Londres, lo que lo hace ganar resaltar por su estilo irónico-realista que, más tarde, acompañado de las ilustraciones del artista George Cruikshank, lo convertirían en su primer libro, “Los apuntes de Boz” (1936).

El estilo de estas publicaciones comenzó a agradar al público, lo que llevó al escritor a colaborar con el ilustrador Robert Seymour, sin embargo, este se suicidó y lo llegó a reemplazar H. K. Browne, con quien publicaría “Papeles póstumos del club Pickwick” (1836), cuyo éxito consolidó la fama del escritor, pues más allá del texto, había generado una nueva forma de publicar relatos, que más tarde adoptarían las casas editoriales más importantes de la ciudad.

Con la popularidad y gran crítica a la desigualdad social que dejaba el nuevo modo de producción industrial, el escritor viajó a Estados Unidos en el año de 1842 para impartir una serie de seminarios a favor de un acuerdo internacional sobre propiedad intelectual y en contra de la esclavitud.
Perseguido por los fantasmas y la desolación que gobernada el mundo, un año más tarde de su visita a Norteamérica, publicó “Una canción de navidad” con la que logró establecer una nueva forma de celebrar la festividad en Londres e inculcar el respeto y la armonía durante esas fechas, convirtiéndolo en uno de los escritores que más se acercaba a la realidad de su época.

Sin embargo, la madurez literaria de Charles Dickens llegó hasta 1948 con “Dombey e hijo”, en donde llegó casi a la perfección del uso de recursos novelísticos y que, al planificar cada argumento de manera detallada, superó su propia tendencia de improvisar sus primero títulos que, aunque bien elaborados, algunos critican su repentina aparición de personajes y poca unidad en la narrativa.

Para 1949 fundó el semanario Houseold Words, en donde comenzó a publicar obras de artistas poco conocidos como Wilkie Collins, con quien establecería una amistad estrecha y que en conjunto publicarían diversos ensayos respecto a una reforma social londinense.

Y aunque su vida pública se ensució por el escándalo de su divorcio y su pronta relación con su amante, Ellen Teman, el escritor no dejó que esto le afectase y realizó una declaración pública a través de su periódico explicando lo sucedido. Años más tarde, y siempre manteniendo una estrecha relación con la gente, viajó a Reino Unido e Irlanda para leer algunos relatos, haciéndolo el primer escritor en generar lecturas públicas de sus textos.

Con ello, 1867, realizó una gira por Estados Unidos que reafirmó su gran importancia y notoriedad en el mundo de la literatura, pues sus extensas conferencia sobre esclavitud y lectura de cuentos y relatos largos, le hicieron ganar el respeto de sus contemporáneos e incluso, a ser recibido por la reina Victoria I antes de su muerte el 9 de junio de 1870.

A 149 años de su muerte, Chales Dickens representa un ícono de la literatura clásica, pues su estilo transgredió las barreras impuestas por la modernidad y la industrialización, todo a través de personajes reales que se ven perseguidos por la desolación, la incertidumbre y los fantasma de la revolución industrial.