Por: Carolina Carrasco y José Manuel Mota Fernández

Licenciada en administración informática, integrante de la Secretaría de Marina y deportista de alto rendimiento, María Guadalupe González se ha convertido en ícono del deporte mexicano, particularmente por ser la primera mujer mexicana que logra una medalla de plata en Juegos Olímpicos, en marcha de 20 kilómetros.    

La joven deportista se define como una mujer tranquila, a la que le gusta la disciplina y asegura que llegó a la especialidad atlética de la marcha por una lesión y no haber podido continuar con su carrera boxística. 

María Guadalupe González nación el 9 de enero de 1989 en el Estado de México, y obtuvo la medalla de plata a México en los pasado Juegos Olímpicos, en marcha de 20 kilómetros.

Su triunfo la convirtió en la primera mujer mexicana en lograr subir al podio Olímpico en marcha.

La historia deportiva de María Guadalupe comenzó en el boxeo, actividad que le ha gustado toda su vida por influencia familiar.

Cuando todavía cursaba la preparatoria, ‘Lupita’ entró al torneo de Los Guantes de Oro, que se llevaba a cabo en la Arena Coliseo.

“Fui ganando mis peleas y pero no pude disfrutar el combate final por mi peso”.

No es que María superara el límite de su división, al contrario, era muy ligera, pero ese problema la perjudicó en la pelea final, en la cual peleó con la esposa de su ex entrenador, y aún así, en ese torneo ganó todas sus peleas por decisión.

Luego, resignada por lo que había sucedido, comenzó a practicar atletismo, específicamente en los 400 y 800 metros planos, sin embargo, una lesión en la rodilla derecha le impidió cumplir su sueño de ir a unos Juegos Olímpicos en esa disciplina.

“La recomendación de mi médico fue que yo rehabilitara los músculos contrarios, que son los de la marcha, y es por eso que yo llego a la disciplina”, comentó.

¿Tú por qué no querías ser marchista?

“De entrada pues nunca me había visto como marchista, a mí me gusta mucho correr, pero era algo que tenía que hacer también por mi rehabilitación y le fui agarrando cariño y  viendo resultados. Esta disciplina me estaba dando la oportunidad de asistir a la justa olímpica, ese es el momento en que yo tomo la decisión, y digo, bueno vamos a hacerlo, vamos a intentarlo”.

El primer acercamiento de la Medallista Olímpica con la marcha se dio cuando acompañó a su primo a un partido de futbol y del otro lado del terreno de juego, se encontraba el entrenador José Luis Peralta, quien preparaba a los atletas, mismo con el que ‘Lupita’ comenzó una nueva etapa en la vida deportiva, la más productiva en cuanto a logros personales hasta este momento.

Pero su comienzo en este deporte no fue del todo bueno ya que no estaba totalmente convencida de querer enfrentar este nuevo reto: “Habíamos quedado de que lo iba a intentar, yo de cierta forma lo hice al principio, pues para que mi profe ya dijera, bueno ya, lo intentaste”. Después de esto, con el boleto para el Campeonato Mundial de Taicang, China en la mano, “llegó un momento en que ya no pude decir no más”. Fue en ese entonces, cuando la ‘carrera’ de María Guadalupe, comenzó.

Antes de que partiera con dirección a los Olímpicos de Río 2016, la marchista ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, al recorrer los 10 mil metros en 43 minutos, con 49 segundos y después ganó la medalla de plata en el Campeonato Mundial de Marcha Atética por Equipos, que se llevó a cabo en Roma, Italia, con un tiempo de una hora, 26 minutos y 17 segundos, con una distancia de 20 kilómetros.

¿Qué sentiste cuando aterrizaste en Brasil?

Fue una experiencia muy bonita, pues sientes ese nerviosismo, esa adrenalina de que estás en unos juegos olímpicos, de que ya estás por terminar ese sueño. Ese momento, a pocos días de competir en el día esperado, yo sentía un poquito de nervios y mucho compromiso, pero enfocada en lo que tenía que hacer, al final de cuentas ya en juegos tú ya practicaste todo, ya probaste ciertas estrategias, y ya en ese momento uno se tiene que enfocar a descansar y a estar preparado para todo”.

Con respecto a la competencia en Río de Janeiro, comentó que, durante la mayor parte del transcurso de la competencia, las chinas la iban ‘Coyoteando’, es decir que estaban trabajando en equipo para poder ubicarse mejor. De hecho, en la carrera, se observa como las participantes asiáticas encapsularon a la ‘Azteca’ para que esta no pudiera adelantarse.

¿Cómo viviste los últimos cien metros?

“Fue algo cardiaco, realmente eran ritmos ya muy muy rápidos desde los últimos dos kilómetros, pero en el cierre, fueron los últimos 30 metros los que han definido el primero y segundo lugar, entonces fue algo, fue algo muy rápido, fue algo realmente sorprendente”.

Gracias a su resultado en la competencia, María Guadalupe González se convirtió en la primera mujer mexicana en subir al podio en esta disciplina, logro que le dedica a México, a la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), su escuela, así como a su familia y a la Secretaría de Marina (SEMAR).

Esta última dedicatoria tiene una razón en específico y es que, desde el primero de mayo del año pasado, la marchista causó alta en la Secretaría de Marina y desempeña el cargo de Teniente de Corbeta. 

“Para mí llega una oportunidad tan importante como lo fue pertenecer a la Marina que, no lo pensé, la verdad me han respaldado muchísimo en todo el deporte, con mi familia; es una oportunidad única y, aparte, representarlo para mí representa un gran orgullo”.

El hecho de que pertenezca a las Fuerzas Armadas Mexicanas, se puede relacionar con su formación deportiva, incluso ella lo ve de esa manera: “llevan una gran disciplina, una gran entrega a su trabajo, creo que se combina mucho con lo que estamos haciendo, va de la mano, es lo que aporta para mí, un gran respeto hacia el país, lo entregan todo entonces es algo que no tiene a lo mejor a veces ni siquiera palabras para expresarlo de tan entregados que están por el país, y nosotros lo mismo”.

Debido a su inclusión en la Marina y su preparación como atleta de alto rendimiento, la medallista en Río se debe preparar todos los días, para llegar en óptimas condiciones a sus competencias, de lunes a jueves, incluyendo el sábado entrena a doble sesión y los viernes y domingos, solo lo hace una vez al día, para esto no tiene un horario, ni un lugar específico.

Si bien un día puede entrenar en el Comité Olímpico Mexicano, el que sigue lo pude hacer en Cuemanco, en el Centro Ceremonial Otomí, en el desierto, en el Nevado de Toluca, inclusive, en la Universidad Autónoma del Estado de México en Toluca, debido a que deben estar preparados para cualquier tipo de superficie de competencia.

A pesar de su intensa preparación para las competencias, la nacida en Toluca, no ha dejado a un lado sus estudios y en la UAEM, le dieron la oportunidad de que continuara estudiando informática. “Me dieron la oportunidad de estudiar en línea y los profesores han sido muy accesibles por el hecho de que la preparación a juegos olímpicos es muy demandante, estábamos en campamentos y me dieron la oportunidad de, de no dejar la escuela y poder estudiar en línea”.

Actualmente, el Estado de México ha sido azotado por una ola de violencia, en específico hacia las mujeres y niñas, situación que no afectó a Lupita. “Creo que eso es muy importante, que sepas qué es lo que quieres y qué estás haciendo para lograrlo. En ese entonces, en ese momento si no se me daba por un camino y por otro, pues yo tenía que seguirlo intentando, creo que eso es lo más importante no dejar de intentarlo, y así se fueron dando las cosas”, por lo que la violencia queda a un lado si tienes los objetivos fijos.

Por otra parte, en un cambio radical de tema, María habló acerca de su infancia, la cual la calificó como una etapa normal: “Sigo siendo muy normal, era una niña que iba a la escuela, regresando de la escuela hacia sus tareas, ayudaba un poco en casa, algo muy tranquilo”.

Como pasatiempo le gusta la lectura, escribir y escuchar de todo tipo de música, sin embargo, todo esto lo hace muy poco debido a la intensidad de sus entrenamientos, que la obligan a descansar prácticamente durante todo su tiempo libre.

Para finalizar dijo que si no hubiera sido marchista, ni se hubiera enrolado en la SEMAR, estaría ejerciendo su carrera en informática.