Por: Redacción

Las 135 bibliotecas a cargo de la UNAM resguardan uno de los acervos más grandes del mundo, compuesto por más de 13 millones de títulos de libros impresos y electrónicos, tesis, DVD y demás materiales de consulta.

Esto es mayor a lo que tiene bajo su cuidado la biblioteca del Vaticano, con más de un millón de títulos, y está muy cerca de la Universidad de Harvard, que cuenta con más de 15 millones de títulos, afirmó la directora del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información (IIBI), Georgina Torres.

“Tenemos el orgullo de que cada biblioteca es un ejemplo en su área. La del IIBI está considerada como la más importante de América Latina”, señaló.

Esta fortaleza se debe a la participación de los bibliotecólogos en las labores propias de esos espacios y al apoyo que la Universidad Nacional ofrece para estar a la vanguardia en materia de información.

En estos recintos “hay también 146 bases de datos, de las cuales 48 son de texto completo y otras 98 referenciales, lo que permite recuperar documentos que quizá nosotros no tenemos, pero debemos saber de su existencia para solicitar el préstamo interbibliotecario, en caso necesario”, añadió.

Otro elemento que enriquece sus estanterías son las tesis que se generan a través de la actividad docente en las licenciaturas y posgrados de la institución. De acuerdo a estadísticas de la Dirección General de Bibliotecas, en 2015 sumaban 364 mil 377 volúmenes de tesis impresas y 52 mil 370 unidades en disquetes, CD y DVD.

A los recursos de las bibliotecas universitarias –cuyo objetivo principal es servir de apoyo a la docencia, a la investigación y difusión de la cultura– debe sumarse el acervo que tiene bajo su resguardo la Biblioteca Nacional, también a cargo de esta casa de estudios.

Información en línea

En años recientes, expuso Torres, la UNAM, a través del investigador emérito Adolfo Rodríguez Gallardo, impulsó la creación del Consorcio Nacional de Recursos de Información Científica y Tecnológica (CONRICyT), que permite a instituciones educativas como la Secretaría de Educación Pública, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Universidad de Guadalajara, entre otras, compartir recursos de información en línea.

“Antes era difícil trasladarse a lugares para consultar el libro o la revista que se necesitaba. Ahora, de forma inmediata se puede acceder a muchos de ellos al tener los recursos en línea”, remarcó la directora del IIBI.

No obstante, subrayó la experta en tecnologías de la información y el conocimiento, con el crecimiento de la red se ha incrementado la información sin el rigor académico requerido para la formación de los estudiantes, lo cual plantea nuevos retos.

Por ello, propuso impulsar bibliotecas digitales que, al pertenecer a instituciones, respalden la recopilación y organización de la información que ponen al servicio de los usuarios. No obstante, consideró que no debe descuidarse el uso de los impresos.

“Preocupa que los jóvenes, nativos digitales, hagan a un lado información valiosa por no estar en un medio digital. Hay cosas importantes por las que tenemos que ir a lo impreso, y que ellos no consultan”.

Esta porción del conocimiento parece estar condenada a que no se lea. Por ello, llamó a los universitarios a acudir a bibliotecas con ejemplares impresos, que tienen información y colecciones valiosas.