Por: Redacción/

A pesar de la importancia ecológica de los bosques templados y de que el 90 por ciento de la madera que se extrae en México proviene de ellos, no hay una política forestal que los proteja. Tienen la mayor cobertura forestal del país, son los ecosistemas forestales más ampliamente distribuidos y ocupan alrededor del 17 por ciento del territorio nacional.

Eso supera la cobertura de bosques tropicales secos y húmedos, que juntos ocupan 13 o 14 por ciento de la superficie; 60 por ciento son zonas desérticas o semidesérticas y el resto urbanas, señaló Leopoldo Galicia Sarmiento, investigador del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM.

A nivel mundial hay 110 especies de pinos, y en el país tenemos 55. Y de las 460 especies de encinos que existen en el planeta, hay aproximadamente 130 aquí, particularmente en los bosques templados. “Eso los hace importantes en términos de extensión y de ecología”, apuntó.
Desde el punto de vista socioeconómico, del 100 por ciento de madera que se extrae en nuestro territorio, el 90 por ciento proviene de los bosques templados. “Somos un país con vocación maderable; un 80 por ciento viene de los pinos y un 20 por ciento de los encinos”.

Estrategias de conservación

Existen varias estrategias para detener la destrucción de los bosques, entre ellas, la creación de más áreas protegidas y parques nacionales, que en la actualidad resguardan apenas al uno por ciento de esos ecosistemas en México. “Hay que ampliar la red de protección y hacerlo de manera más coordinada, con grandes corredores protegidos”, sugirió.

Galicia Sarmiento consideró inevitable que la gente viva en esos entornos y los transforme, como ocurre con el 80 por ciento de la cobertura forestal de nacional, que está bajo propiedad comunitaria; sin embargo, sólo el 12 por ciento implementa planes de manejo para conservarlos.

“Necesitamos mejores estrategias, una planificación uniforme del manejo forestal y una diversificación de los productos que se obtienen, pues hoy sólo se centran en cortar árboles para obtener madera”, remarcó.

Asimismo, recomendó crear viveros, hacer bancos de germoplasma y transformar la madera en bienes con valor agregado –papel, muebles u objetos de diseño— para generar más recursos económicos a quienes viven en esas áreas, y que tengan la posibilidad de reinvertir en planes de preservación.

También, propuso impulsar la innovación tecnológica en el sector ecológico para producir bioenergía, capturar agua, obtener productos químicos naturales y explotar otros recursos no maderables, como hongos silvestres. “Con ello se puede cuidar el bosque y explotar sólo una parte”.

Respecto a la madera, sugirió hacer plantaciones forestales mixtas con especies endémicas, en áreas pequeñas pero intensificadas con fertilización y cuidados, como si se tratara de un cultivo.

Algunos estudios muestran que esas plantaciones, con cuatro o cinco especies de pinos y encinos, son más productivas, ayudan a mantener el suelo en buenas condiciones y capturan más agua, concluyó.