Por: Redacción/

El papel que juegan los medios de comunicación en la normalización de la discriminación, marginación, desigualdad y violencia de género a partir de las representaciones mediáticas es bien conocido y es necesario modificarlo a través de marcos normativos que garanticen la igualdad de género, tanto en los contenidos como en las dinámicas profesionales.

Estudios feministas y de la academia han marcado dos vertientes para analizar la paridad dentro de la estructura de los medios de comunicación, por un lado, las representaciones de las mujeres en sus contenidos, y por otro el acceso y la participación de ellas en las estructuras laborales de los medios, señaló la doctora Claudia Ivette Pedraza Bucio.

Durante su participación en el Coloquio del Departamento de Ciencias de la Comunicación, realizado en la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la académica presentó parte de su investigación posdoctoral en la que revisó los mecanismos de autorregulación con perspectiva de género en el ámbito de las televisoras públicas, uno de los cuales son los códigos de ética y las iniciativas que se realizan para garantizar el principio de la igualdad.

La promulgación de la Ley General de Telecomunicaciones y Radiodifusión estipuló por primera vez una oportunidad para articular tanto la regulación como la autorregulación con perspectiva de género en una inédita ley dirigida a la televisión y la radio que establece la obligatoriedad de mecanismos de autorregulación.

El corpus de análisis desarrollado por la doctora Pedraza Bucio se basa en los canales públicos porque son los que cuentan con códigos de ética, pues a pesar de que la ley los impone para todos, la realidad es que sólo los públicos los cumplen, ya que lo de concesión privada no siguen estos lineamientos.

Al analizar a qué se le da más peso en los códigos de ética, el estudio posdoctoral muestra que gran parte de los principios o directrices que están enunciados se cargan hacia el tema de los contenidos, y en especial al de las representaciones no discriminatorias.

Mientras que están mucho menos presentes temas como la erradicación de la violencia o la promoción del tema y los relacionados con las dinámicas laborales de no discriminación, igualdad en acceso y participación y atención a la violencia laboral.

El predominio de las directrices prohibitivas revela una cultura autorregulatoria, entendida sobre todo desde el dejar de hacer, antes del de comprender o proponer las diferencias.

“Será necesaria la elaboración de estrategias para los contenidos y las prácticas y dinámicas laborales de las instancias mediáticas, así como el establecimiento de programas de sensibilización y capacitación para la producción de contenidos con perspectiva de género”, concluyó la académica.