Por: Redacción/

El nuevo sistema de etiquetado optó por la palabra “exceso” para la leyenda frontal, por presentar la mayor asociación a un producto poco saludable y ser la que mejor comunica el mensaje de alerta, informó la maestra por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) Ana Munguía Serrano.

La Modificación a la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010 –especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados-Información comercial y sanitaria– establece que deberá advertirse si el producto excede los niveles máximos de azúcares, sal, grasas y nutrimentos críticos, así como la presencia de cafeína y edulcorantes, según corresponda.

Al analizar cómo mostrar dicha información para que la población la entienda fácilmente, se definió la adopción del sistema de octágonos por considerarlo el más comprensible, ya que “incluso los niños que aún no saben leer pueden identificar cuando un producto es poco saludable”, sostuvo en el Coloquio El etiquetado frontal en los alimentos procesados ¿en la dirección correcta?, realizado en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

La nutrióloga, quien participó en la modificación de la Norma 51, consideró muy importante recuperar la experiencia de otros países para presentar una propuesta más exitosa, ya que en Chile, por ejemplo, no regularon el uso de glucosa y eso abrió la posibilidad a que la industria sustituyera los azúcares por edulcorantes, librándose así de los sellos.

En Perú éstos se implementaron para productos de 50 cm2, que era el tamaño más pequeño en el mercado; la industria alimentaria inició entonces una producción de micro empaques que les permitía omitir la advertencia, aseveró al dictar la ponencia Propuesta de un Sistema de Etiquetado de Advertencia Mexicano basado en la mejor evidencia disponible

Recuperando esas prácticas, la Norma 51 considera también la cafeína y los edulcorantes, y señala que el sello debe ser proporcional al tamaño de la envoltura, así ningún producto podrá eludir el etiquetado, además la norma sólo aplica para alimentos y bebidas que tengan añadidos grasa y azúcares libres y sodio, porque se busca que los consumidores regresen a una alimentación más natural o mínimamente procesada.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) han reconocido la importancia de esta medida y la labor del gobierno mexicano para proteger la salud de los niños, en tanto que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) apoya el sello de advertencia porque rompe brechas sociales, fomenta el derecho a la alimentación y a la información, y protege el interés superior del infante, expuso la experta.

Es una política pública cuyo objetivo es disminuir el consumo de artículos altamente procesados, por eso otorga información rápida sobre la calidad de los mismos, pero quien requiera mayores datos podrá consultar la Tabla nutrimental que continuará exigiéndose.

Está previsto que la Norma 51 dé buenos resultados, pero debe haber otras acciones, por lo que también se regulará la publicidad y la venta de alimentos chatarra en escuelas, se revisarán los impuestos a comestibles saludables y se promoverán los estilos de vida sanos, concluyó la maestra Munguía Serrano.

Al dictar la ponencia Derribando los mitos de etiquetado y advertencia, la nutrióloga Ana Larrañaga Flota, coordinadora de la Coalición Contrapeso, mencionó que la obesidad es una epidemia compleja que se agrava cuando se conjuga con la pobreza y la inseguridad alimentaria que existe en México.

El dictamen que aprobó la Norma 51 contó con el respaldo de un amplio número de instancias pertenecientes a agencias internacionales, los sectores público y académico, y la sociedad civil, incluidas Unicef, World Obesity, Secretaría de Salud, Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), razón por la cual esta medida se aprobó con un número alto de votos en favor y pese a la oposición de la industria de alimentos y bebidas.

La industria del sector, cuyo fin es el lucro y no la salud pública, tiene un conflicto de intereses con la iniciativa del etiquetado frontal, por ello intentaron desvirtuarla con una serie de declaraciones y publicaciones que carece de evidencia científica que la sustente, señaló la especialista en combate a la obesidad y diabetes.

Además, advirtieron que implicaría un costo a la economía nacional de más de cinco mil millones de pesos, sin embargo, la obesidad cuesta al Estado 500 mil millones de pesos anuales, así que no hay duda alguna acerca de qué cuestión debe favorecerse: vidas humanas o advertencias.

Contrario a lo que aduce el sector alimentario, en Chile el etiquetado ha dado resultados: disminuyó en 25 por ciento la compra de bebidas azucaradas, en 14 por ciento la de cereales, en 17 por ciento la de postres envasados y en 62 por ciento la exposición de publicidad dirigida a niños en centros escolares, además mejoró en 30 por ciento la identificación de alimentos saludables.

En la Sala de Consejo Académico de la Unidad Xochimilco, Larrañaga Flota concluyó que eso es algo que se espera suceda en México, “pero debemos ser conscientes de que es una medida con efectos a mediano y largo plazos”.