• Biden pretende alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbono para el 2050, ya que dijo, no sólo es un imperativo económico, sino moral y  ya no hay opción.

Por: María Manuela de la Rosa Aguilar/

La agenda política del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, es muy ambiciosa y por lo visto está decidido a cumplir sus compromisos, así que, sabedor del poco tiempo de que dispone, avanza día a día de manera radial en sus políticas públicas, así como en lo que se refiere a la diplomacia, recurriendo no sólo al diálogo, como hemos visto, sino a la disuasión, si así lo considera.

Como ya se había mencionado desde enero, la reunión con líderes del mundo para tratar el tema sobre el cambio climático ha sido una realidad, puesto que una de las mayores preocupaciones del presidente Biden es aminorar los efectos del cambio climático, porque él más que otro mandatario, es muy consciente de los peligros que enfrenta el planeta entero.

Es así que el jueves 22 se llevó a cabo la Cumbre de Lideres ser el Clima de manera virtual, en donde participaron 40 mandatarios, quienes abordaron el tema desde sus muy particulares perspectivas, matizando temas que les son adversos y ponderando sus contribuciones para reducir las emisiones de efecto invernadero.

Estados Unidos se comprometió a recortar sus emisiones en un 52% para el 2030. Y hay que enfatizar que  esta iniciativa es de gran relevancia, puesto que de acuerdo a datos del 2019, Estados Unidos registró emisiones de CO2 por 16 toneladas per cápita y el hecho de proponerse reducir en un 52% implicaría que las emisiones estarían alrededor de las 7 toneladas, que oficialmente es el nivel de emisiones de China.  Pero además, esta meta es el doble de lo que asumió Estados Unidos en el Acuerdo de París, al cual volvió, luego de la salida que ordenó el presidente Trump.

Y ahora Biden pretende alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbono para el 2050, ya que dijo, no sólo es un imperativo económico, sino moral y  ya no hay opción. No obstante su importancia, no soslayó el hecho de que requiere  de consensos al interior, por lo que todavía tiene un reto frente al Congreso.

El presidente chino, Xi Jinping  dijo que es necesaria a unidad internacional para impulsar conjuntamente una gobernanza global para mejorar el medio ambiente. Y si bien, oficialmente las emisiones de China están a la mitad que Estados Unidos, no se puede omitir que  China se considera el mayor contaminante del mundo por el uso intensivo de energías no renovables, sobre todo por el uso generalizado del carbón, por lo que se le atribuye el 50% del aumento del uso del carbón en el mundo. Pero e presidente Xi Jinping se comprometió a limitar el aumento del uso del carbón del 2021 al 2025 y reducir su consumo drásticamente a partir del 2025.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin señaló que su país ha cumplido con sus compromisos de manera estricta y que de 1990 a la fecha ha reducido a la mitad sus emisiones de CO2; aunque omitiò decir que una gran parte de la energía utilizada en Rusia, proviene de las plantas nucleares, que dada la experiencia, son un verdadero peligro para la ecología.

Por su parte el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador mezcló el tema migratorio, proponiendo que Estados Unidos coopere en el programa mexicano de reforestación “Sembrando Vidas”, porque según su razonamiento, es una manera de frenar la ola migratoria. Propone que de manera conjunta se amplíe el programa en el sureste de México y en Centroamérica para generar 1.2 millones de empleos, mismos que expuso, Estados Unidos financie, ampliando incluso el programa a Guatemala, Honduras y El Salvador. Pero no sólo eso, sino que además, Estados Unidos pague los salarios, otorgue una especie de visado climático, mismo que después de tres años, dé la posibilidad de obtener una visa de trabajo temporal y a los tres siguientes, otorgue la residencia o doble nacionalidad a los migrantes.

Esta propuesta, en la que el presidente López Obrador intenta disponer del presupuesto de los Estados Unidos, no considera que implica cambios legislativos que sólo incumben a la política interior de los norteamericanos, por lo que lógicamente fue ampliamente criticado. Aunque en política nada es casual y la propuesta, fuera de todo marco normativo e incluso muy alejado de la diplomacia, fue un mensaje dirigido a sus seguidores y a los migrantes, como símbolo popular por antonomasia, bandera que enarbola el mandatario, sobre todo ahora, previo a las elecciones.

La Casa Blanca no se enredó con el tema, pero ya antes había comunicado que la vicepresidenta Kamala Harris visitaría México y Centroamérica, para tratar el tema migratorio. Agenda que no ha dado a conocer, aunque ya se sabe que llegará a principios de junio. Lo curioso es que no se observa que haya coordinación entre las embajadas y el presidente mexicano desconoce los pormenores de la visita de la segunda persona más poderosa de los Estados Unidos.

Y es que el tema migrarorio es prioritario para Biden, quien a diferencia de Trump, pretende tratar el asunto de manera práctica con acciones ejecutivas. Sí, pero también a través del diálogo, sobre todo, imponiendo su agenda, para que cada país haga lo suyo, porque la tersura de modales que caracteriza a Biden, no significa para nada que hará conseciones, pues está decidido a poner orden y mantener su hegemonía, sobre todo en los países americanos. Y al tiempo, porque la visita de la señora Harris no es protocolaria, sino para dejar claro quien tiene la última palabra. Los gritos de Trump sin consecuencias terminaron; ahora hay diálogo, buenas maneras y diplomacia, pero con mucha firmeza. Porque ahí está el Congreso y los republicanos para exigir resultados.