Por: Oswaldo Rojas

Los atentados en el aeropuerto y metro de Bruselas se suman a los dos realizados en el continente Europeo en poco más de un año. Ataques que lo único que buscan es amedrentar a las naciones que hacen un esfuerzo contra los crimines de lesa humanidad y terrorismo que el Estado Islámico (EI) lleva a cabo en su intento de imponer un califato de Iran hasta Irak.

Los atentados de ayer suceden cuatro días después de que Salah Abbdeslam fuera capturado en tierra belga como sospechoso de los ataques a París a finales del año pasado.

Los esfuerzos del EI para amilanar las alianzas en su contra son propios de la estrategia del terror que con evidente efectividad divulgan por redes sociales y, colateralmente, a través de los medios de comunicación.

Luego de adjudicarse los bombardeos el EI por medio de un comunicado prometió “días oscuros”, así como auguró que “lo que viene será peor y más amargo”.

Países como Alemania, Finlandia, Holanda y Gran Bretaña han ordenado el despliegue de sus fuerzas armadas en fronteras y zonas concurridas con el fin de evitar otro atentado. Francia ordenó la movilización de mil 600 policías extras para hacer frente a la crisis de terror.

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