• Ha expulsado a las clases menos favorecidas hacia municipios alejados de la Zona Metropolitana a fraccionamientos carecen de fuentes de trabajo y están alejados de áreas urbanas consolidadas.

Por: Redacción/

El modelo de desarrollo urbano de las últimas décadas se ha basado en el impulso del mercado inmobiliario que ha creado una geografía endógena de la injusticia que reacomoda a la población expulsada de las alcaldías centrales de la Ciudad de México a municipios lejanos de la zona metropolitana, señaló la doctora Alejandra Toscana Aparicio, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El cambio de política urbana en la última década del siglo pasado, encaminada a proteger el suelo de conservación ecológica de la ciudad y de uso de suelo en ciertas regiones de la Zona Metropolitana, propició que el sector privado construyera viviendas en áreas bastante lejanas y desvinculadas de políticas urbanas para que aquellos con salarios bajos las adquirieran a crédito, sostuvo en el Seminario internacional La justicia espacial en América Latina. Justicia espacial y diseño, convocado por el Posgrado en Ciencias y Artes para el Diseño de la Unidad Xochimilco de la Casa abierta al tiempo.

Tal es el caso del proyecto de Ciudades Bicentenario en el Estado de México, donde fueron ofrecidas en un principio cualidades que no han sido cumplidas, como que serían asentamientos que estarían conectados al ámbito regional, nacional e internacional y que serían polos de desarrollo sustentables.

“Estos megaproyectos impulsados en los tiempos de Arturo Montiel y Enrique Peña Nieto son fraccionamientos masivos alejados de las áreas urbanas consolidadas y aunque están cerca de las vías primarias, en su interior el transporte es muy deficitario, caro, además de que existe inseguridad y muchas de las obras de transporte quedaron inconclusas”.

En la actualidad muchos de los fraccionamientos en Jilotepec, Almoloya de Juárez, Atlacomulco, Huehuetoca, Zumpango y Tecámac están deshabitados o abandonados debido a la falta de fuentes de empleo, además de que sus moradores gastan mucho en ir a trabajar y si bien cuentan con equipamiento comercial hacen falta centros de educación, salud y esparcimiento.

La mayoría de las viviendas es de interés social y progresivo que implica largas deudas para las familias que las adquieren, aun cuando los precios son mucho más accesibles que en la capital e incluso que en el municipio metropolitano más cercano.

La profesora del Departamento de Política y Cultura de la Unidad Xochimilco indicó que, por ejemplo, en Huehuetoca, Tecámac y Zumpango se construyó en ejidos agrícolas, sin embargo muchas de las viviendas están abandonadas porque no generan condiciones de habitabilidad e incluso en el primero no se concluyó el Tren Suburbano que conectaría con la Línea Cuautitlán-Buenavista, pues se ubica a más de 67 kilómetros de la Ciudad de México”.

Zumpango no tiene todavía acceso directo a las autopistas hacia Pachuca o Querétaro y está a 54 kilómetros de la capital; si bien Tecámac se encuentra a 43 kilómetros cuenta con acceso a la autopista México-Pachuca y al Mexibús.

En este sentido, confió en que el Programa de Regeneración e Inclusión Urbana del gobierno de la Ciudad de México que está pensado para que los habitantes de las alcaldías centrales no tengan que salir no sea revertido y ocurra lo antes descrito, que cuando se empezó a mejorar la zona se volvió más atractiva para otros sectores con mayores recursos.

La doctora Blanca Rebeca Ramírez, académica del Departamento de Teoría y Análisis, mencionó que aun cuando antes de la pandemia por COVID-19 se vivía una refuncionalización laboral, la vida cotidiana de los trabajadores ha sufrido alteraciones durante los 19 meses de confinamiento.

La crisis sanitaria ha trastocado de manera más significativa la vida cotidiana, sobre todo de las personas que están en el llamado trabajo a domicilio o home office, debido a que se generan desigualdades sociales e injusticia laboral en el espacio-tiempo, pues además de alterar el espacio del hogar también resta calidad de vida, dijo en la ponencia De la desigualdad a la justicia laboral en el espacio/tiempo en un proceso de diseño.

La doctora Dulce García Lizárraga, investigadora del Departamento de Métodos y Sistemas, expuso que no bastan las buenas intenciones o intentos de espacios incluyentes para la diversidad funcional, ya que las buenas obras de accesibilidad “no sólo deben eliminar las barreras, sino estar integradas al diseño en general, pues se trata de las posibilidades que otorga o niega una ciudad para integrar a todos sus miembros, que en el caso de México, según el más reciente Censo de Población, 16.5 por ciento de la población tiene alguna discapacidad”.

El Seminario internacional La justicia espacial en América Latina. Justicia espacial y diseño fue organizado por el Posgrado en Ciencias y Artes para el Diseño de la Unidad Xochimilco de la UAM y coordinado por el doctor Aritz Tutor Antón.