• Más que plantar árboles, es indispensable sembrar maíz, frijol arroz y otros alimentos de primera necesidad que nuestro país importa actualmente, porque es tan importante la producción de granos básicos, como de petróleo y energía eléctrica.

Por: Redacción/

Disminuir la inflación que hoy afecta a nuestra nación y al orbe no depende de la voluntad de un gobierno, sino de los dueños del capital y de los productos; es decir, de los intermediarios que dan prioridad al costo de la ganancia, esa es una ley del capitalismo que no cambiará de la noche a la mañana, afirmó el académico del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), Arturo Ortiz Wadgymar.

Más que plantar árboles, es indispensable sembrar maíz, frijol arroz y otros alimentos de primera necesidad que nuestro país importa actualmente, porque es tan importante la producción de granos básicos, como de petróleo y energía eléctrica. Se requiere darle al campo su papel prioritario.

Al participar en la “Mesa redonda: Informe del Banco de México 2022. El reto de la inflación”, coordinada por Gerardo Minto Rivera especialista del IIEc, Ortiz Wadgymar señaló:

La crisis económica y la inflación que hoy se viven en el orbe, como consecuencia de la pandemia de coronavirus, y también del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, generaron una escalada en los precios de diversas materias primas como petróleo y gas. De igual manera, en granos básicos como trigo y maíz, e insumos agrícolas, por ejemplo fertilizantes.

De acuerdo con el experto, el proceso de inflación se debe, principalmente, a que la nación depende en alto grado de las importaciones de insumos debido al libre comercio que aplicaron los gobiernos mexicanos anteriores, basados en la teoría Ricardiana; es decir, “para qué hacer en el país lo que se puede conseguir más barato en el exterior”. Hoy estamos pagando esa afirmación que algunos defienden, incluso hay quienes consideran que para poder seguir importando es necesario solicitar un préstamo al exterior.

Existen estimaciones de que la inflación podría rebasar 10 por ciento, con un crecimiento del producto interno bruto (PIB) inferior a 2 por ciento, lo que significaría que estamos dentro de lo razonable; incluso podría ser de 1.5 por ciento, refirió Arturo Ortiz.

La disputa por el poder que podría desatarse hacia finales del año, el Tratado entre México Estados Unidos y Canadá, además del problema de los amparos contra las obras que realiza el gobierno, serán factores que obstaculizarían el crecimiento del PIB en nuestro país. “Será una lucha contra múltiples factores externos e internos, aunque las proyecciones no pueden ser definitivas, habrá que esperar para ver cómo se comporta el PIB y todas las variables económicas de aquí a diciembre”, precisó.

Ortiz Wadgymar consideró que las medidas del gobierno para contener la inflación podrían atenuarla un poco; sin embargo, es un proceso que no depende de los productores o de los gobernantes. Por ejemplo, quienes cotizan en las bolsas agrícolas de Chicago o Nueva York, no se guían por cuestiones humanitarias, sino por las ganancias que puedan obtener de esta guerra controlada entre Ucrania y Rusia. De acuerdo con el experto, el hecho de que se haya prolongado este conflicto es porque resulta negocio para muchos, ya que deja grandes ganancias como ocurrió con la pandemia.

Soluciones a fondo

En su participación, Moritz Cruz Blanco, también especialista del IIEc, resaltó que la especulación en el mundo alcanza niveles sin precedentes, situación que no sucedía en las últimas dos décadas, en México y a nivel global. El reto para controlarla es, sobre todo, a largo plazo.

Al respecto, subrayó, instancias internacionales y el banco central de México indican que lo anterior se debe a los problemas originados por la pandemia y a factores que se suman, como el conflicto entre Ucrania y Rusia, además de otros que venían de décadas atrás y que ahora se presentan con fuerza: la insuficiente oferta alimentaria provocada por causas globales, en particular por el cambio climático y el aumento en los precios de los energéticos.

Y resaltó: “poco se habla de que la crisis económica en México tiene aspectos estructurales, la solución a este problema inflacionario no pasa por respuestas convencionales, como frenar la demanda a través de la tasa de interés y evitar en teoría que la demanda sobrepase la oferta”. Se trata de un problema que data de hace 30 o 40 años, cuando México abandonó al sector primario en el ánimo del libre comercio y demás políticas neoliberales; hoy el campo vive esas consecuencias.

En ese sentido, destacó que los alimentos tienen gran peso en la inflación doméstica y se muestra en el índice inflacionario, ante lo cual la respuesta del Banco de México ha sido convencional y no ha contribuido a solucionar el problema.

México, explicó, es un país que necesita de los alimentos que se producen en el exterior, por lo que debe lograr su independencia alimentaria o, en todo caso, disminuir esa dependencia. “Estamos viviendo el otro fenómeno que no se había visto, porque no habíamos experimentado una crisis como la que ahora cruza el mundo; además, siempre se habían destacado los beneficios de la globalización, sin haber descubierto cuándo ocurren cambios drásticos en este mecanismo”.

No es fácil contener esta inflación porque conlleva implicaciones difíciles. “Obviamente, si no quieres verte afectado en esos procesos debes salir de la globalización o tratar de producir los insumos de manera local. Ello se reflejaría en menores importaciones, pues estas han sido un mecanismo para que se genere ese fenómeno de la economía”.