Por: Redacción/

El Festival Internacional Cervantino recibe este fin de semana a los creadores teatrales Steffano Ricci y Gianni Forte, quienes presentarán ​por​segundo día su obra Still Life (2013), este​ sábado 28 de octubre, a las 18:00 horas, en el ​Teatro Cervantes de esta capital guanajuatense.

En conferencia con la prensa, los también directores italianos consideraron un poco difícil de contar lo que se vería en escena los siguientes dos días, pues su trabajo busca ir más allá de lo que se puede describir y de lo que se puede narrar a través de una vivencia diferente, de un performance.

En el montaje que traen al festival proponen un recorrido que se hará junto con el público, junto con los performers: “Es un viaje que hacemos todos juntos a partir de una estructura escénica, donde el público no puede estar pasivamente como si estuviese delante de un televisor”.

Still Life (2013) parte de un hecho real que tuvo lugar en 2013, en Roma, Italia, cuando un adolescente de 14 o 15 años, al regresar de la escuela, atentó contra su vida. El motivo: Sus compañeros de clase había creado una página en Facebook en donde recibía todo tipo de vejaciones, adjetivos horrendos. La causa había sido haber llegado a la escuela con una bufanda rosa, que es un color que se percibe como femenino en todo el mundo.

Sin embargo, los directores puntualizaron que la obra no es la historia de la vivencia, ni un documental: “Es una transposición poética, una celebración de la fantasía, de la creatividad, de la diversidad; de ese ser único que representa de alguna manera, un peligro para la sociedad”.

Durante la charla con los medios de comunicación, consideraron que para los adultos es un trabajo importante entender y procurar que los jóvenes no estén homologados, que sean realmente ellos mismos.

Ejemplificaron enseguida que todos los jóvenes leen los mismos libros, todos llevan la misma ropa y que: “Es importante marcar justamente esta importancia de la diversidad, todos nos hemos vuelto personas como fabricadas en serie, como formateados, como muebles”.

Al ser cuestionados sobre cómo ha cambiado el panorama en cuanto a la homofobia desde el estreno de la obra en el 2013, respondieron que por ser un espectáculo teatral no podían definir o saber cómo es el impacto que puede tener en los espectadores.

Explicaron que Still Life (2013) no es un espectáculo en realidad contra la homofobia o contra algo en particular, es una representación teatral contra las imposiciones sociales que provocan que todos los jóvenes se vean y sean exactamente iguales.

“Esta cuestión de que todos hagan las mismas cosas, de que no se vean personas con un corte de cabello personal, diferente y que aquel que no sigue la norma, no es bien considerado”.

Para los artistas, la diferencia es el enriquecimiento de un país; el hecho de que haya gente que provenga de muchos lugares distintos, que haya sensibilidades distintas, que haya gustos distintos, es una ventaja.

Sobre el trabajo que ellos realizan desde el sentido social o político, explicaron que el suyo es teatro contemporáneo, por ello trata los problemas del contexto en el que se vive, a la vez de ser una tentativa de análisis profundo de esa realidad, además de hablar de temas que tienen que ver con el teatro y fuera del teatro.

La propuesta de la compañía Ricci-Forte es una tentativa que se presenta, que hace preguntas, que tiene dudas, que interroga: “Es una visión poética y es quizá como una gota. Pero es una gota, que por muy pequeña que sea, junto con muchas gotas más, realmente terminan por contar”.