Por: Redacción

Cuentan sus familiares, que el “feyo” tenía como ocho años cuando empezó a descomponer las canciones de Cri Cri para componer las suyas. Traía la música por dentro. Allá iba José Alfredo Jiménez, con su traje de charro, a presentarse en los festivales escolares. Allá andaba todo el día, chiflándole canciones al campo y a los animales.

La radio lo conoció en 1948. Cantó por primera vez en la XEX-AM, radiodifusora que lo mandó derechito a la XEW en donde meses después se presentó, acompañado de Los Rebeldes, grupo que formó con sus cuates de La Sirena, restaurante de antojitos yucatecos, en donde era mesero. Un lugar muy frecuentado por el arpista y cantautor Andrés Huesca, quien de inmediato se dio cuenta de su potencial y decidió grabarlo.

“Mi papá no escribía música. No tocaba ningún instrumento… Se las chiflaba a Rubén Fuentes y él le pasaba la partitura…”, recuerda el hijo del cantautor. “Una de las cosas que se acuerdan mucho es cuando lo lleva Andrés Huesca con Mariano Rivera Conde y le dice ‘A ver sus canciones. Ahí está una guitarra para que me las cante… -pero, don Mariano, no sé tocar guitarra…- Bueno aquí hay un piano… -No sé tocar piano…- Entonces, ¿Cómo demonios compone?’… y mi papá le decía: ‘así nomás de chiflidito…’”.

El primer triunfo le llegó con “Yo” en 1951. Ese mismo año, la RCA Víctor le grabó cuatro canciones más: “Ella”, “Cuatro caminos”, “La que se fue” y “Qué suerte la mía”, de ahí pal’ real, no dejó de componer melodías para él mismo y para el Mariachi Vargas de Tecatitlán, Miguel Aceves Mejía, Javier Solís, Pedro Infante, Jorge Negrete, Lola Beltrán y muchos más que interpretaron sus canciones. Un gran triunfo que le valió el nombramiento de Compositor del año.

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En el libro homenaje Qué bonito amor escribe Joaquín Sabina: “Porque le puso letra a nuestras canciones, porque musicó nuestro fracaso, porque supo vengarnos de los malos amores, por Chavela Vargas, por Lola Beltrán, por Vicente Fernández; porque encarnó el alma de México (lindo y querido) como nadie en este siglo, porque quiso ver, y de qué manera, ‘puritito pueblo’, porque nos sigue enseñando a querer como tú nos has querido; por ‘Vámonos’, por ‘El último trago’, por ‘Que te vaya bonito’, por el caballo blanco de san Emiliano, porque está más vivo que tantos vivos, porque consuela, porque acompaña, porque redime, por sus clases de llanto, porque no hubo, porque no hay, porque no habrá quién lo calle, porque lo cantó mi padre, porque lo canto yo, porque (ojalá) lo canten mis hijos, y los tuyos y los hijos de mis hijos, por ganarle un paso al olvido, por hermosear nuestro idioma, por el tequila con sangrita, por el mariachi, por el Tenampa, por el desgarro, por la elegancia, por su tristeza, por su alegría, porque canta como nunca, porque gana batallas, como el Cid, después de muerto, por su altísimo ejemplo. Porque sigue siendo el Rey”.

En reconocimiento a su labor como compositor y cantante, obtuvo más de 100 premios entre ellos, 16 discos de oro.

Qué tal visitar su museo

José Alfredo Jiménez es leyenda viva en Dolores Hidalgo, donde nació y vivió sus primeros años. Muchas personas ya ancianas platican sus vivencias con aquel hombre que, contrario a lo que se cree, tenía un carácter taciturno. Aún se conserva la farmacia que administró su padre y algunas cantinas que él solía visitar para inspirarse se mantienen en pie. En noviembre, cuando Dolores Hidalgo recuerda su aniversario luctuoso con un festival musical, estas cantinas se integran en un recorrido por las calles del pueblo, aderezado con anécdotas, canciones y, por supuesto, tequila para todos los visitantes.

Partícipe de la magia de la Época de Oro del Cine Mexicano, José Alfredo se codeaba con los grandes: Pedro Infante, Miguel Aceves Mejía, Armando Manzanero, El Indio Fernández, Lucha Villa, María Félix… Se podrían contar muchas cosas de su vida, pero nada como ir a su tierra natal y visitar el museo que ocupa lo que fue su casa. Grabaciones, cartas, telegramas, discos, notas de su puño y letra, trajes, fotografías… todo te hablará de un hombre de gran sensibilidad, admirador de la belleza femenina y amoroso con su familia.

Con la paz que emanan sus rincones y jardines, este museo es un entrañable homenaje a quien sigue iluminando con sus canciones las fiestas de México. Su eco trasciende fronteras y donde quiera que alguien escuche “El Rey”, “Caminos de Guanajuato”, “Ella”, “Si nos dejan”, estará escuchando también a México.

Dirección: Guanajuato 13, Centro, 37800 Dolores Hidalgo, Guanajuato

Teléfono: 01 418 154 4070

De martes a domingo, de 10:00 a 17:00.