Por: Nilda Olvera/

Durante la época del Porfiriato se tuvo como objetivo llevar al país a la modernidad, la cual se basó en promover la inversión extranjera y una creación amplia de la infraestructura, generando de esta forma que una gran parte de los ingresos fueran únicamente para la expansión de las vías ferrocarrileras, puesto que su construcción contribuía a la mejora del mercado externo e interno.

El encargado de realizarlo fue el entonces presidente de la República Porfirio Díaz, personaje polémico y controversial que pasó a la historia por estar más de 30 años en el poder. Gobierno caracterizado por el desarrollo económico que sólo benefició a un pequeño grupo de privilegiados, la represión política, etcétera.

La elaboración de dichas obras marcó un antes y después de la entrada del titular al poder ejecutivo, en su inicio México contaba aproximadamente con 570 a 600 kilómetros de vías férreas, ya para su salida se calculaba que se llegó a las 20 000, generadas por ingenieros nacionales por medio de concesiones a los gobiernos de los estados y a particulares mexicanos.

Con esto se eliminó la asimetría en la comunicación y el transporte, se facilitó una distribución y menos costosa del trigo y demás productos y dio un segundo aire a la minería. Cabe señalar que muchas edificaciones eran hechas por los arrebatos de tierras a los campesinos.

Dichos despojos de recursos se pusieron en manos de los hacendados, quienes eran promotores de las líneas de los ferrocarriles, no obstante, también se gestó un sistema de explotación de miles de trabajadores rurales, que engrosaron las filas de las haciendas, en las que en muchas ocasiones fueron sometidos a la brutalidad de los propietarios.

La dictadura Porfirista convirtió al país en un inmenso campo de esclavitud, que para todo luchador social que se oponía a los designios de Díaz tenía como consecuencia el destierro, la cárcel o el asesinato. Ya que, en este periodo, aunque la Constitución y las leyes escritas eran justas ante los ojos de los extranjeros, la realidad es que no había garantías individuales, la libertad de expresión era penalizada, sólo unos cuantos la ejercían, pero sólo con información halagadora a una administración que no dejó ver la lucha electoral al pueblo.

Unos de los antecedentes que aumentó el deseo de terminar con el régimen, fue la entrevista hecha en 1908 por el periodista a James Creelman a Porfirio para la revista “Pearson´s Magazine”, en la que señaló que se iba a retirar del poder y que no volvería a servir de nuevo, causa que hizo que se formaran partidos políticos con diferentes candidatos en los que destaca Francisco I. Madero.

Asimismo, las declaraciones ejercidas no fueron llevadas a cabo, puesto que se postuló de nueva forma a la presidencia, lo que causó que se desatará la Revolución Mexicana encabezada por Madero el 20 de noviembre de 1910.

El sistema ferroviario fue de vital importancia en este periodo gracias a que sirvió como transporte de las tropas y el arsenal, lo que produjó que muchas de ellas salieran dañadas por el sabotaje que hacían los rivales en sus rutas de batalla.

La época del Porfirismo terminó con la renuncia y el destierro de Porfirio Díaz arriba en el buque alemán Ypiranga rumbo a Europa el 1 de junio de 1911. Los restos de sus años la pasaría en Francia, donde vería con melancolía y resentimiento a un México que se consumiría por los golpes de estado y al que siempre deseó regresar, murió el dos de Julio de 1915, sus restos se encuentran en París.