Por: Ximena Islas Guerra

El loco y la camisa, basada en el texto original de Nelson Valente, presenta la historia de una familia de clase media – baja, la cual además de enfrentar problemas económicos, debe vivir con las dificultades de pareja de los padres, las exigencias y caprichos de la hija y con las complicaciones que significan que el hijo tenga asperger e hiperactividad.

Todo comienza cuando la hija, María (interpretada por Sofía Couoh) quiere presentar a sus padres (Mercedes Olea y Marcos García) a su novio Mariano (Manuel Balbi), un muchacho de clase alta, ella lo invita a su casa pero al tratar de impresionarlo aparenta ser algo que evidentemente no es, hasta el grado de esconder a su hermano porque su condición le avergüenza, sin embargo, “Betito” sale de su escondite a mitad de la reunión, trayendo estrés para María pero muchas risas para los asistentes.

“Betito”, a quien todos en la familia lo califican como “loco”, es el único capaz de ver detrás de las máscaras de todos en su casa y del novio de su hermana, no le interesa lo que piensen de él y tampoco tiene miedo a expresar su opinión , por ello es que resulta incomodo y peligroso para los demás; el padre se siente amenazado cuando su hijo descubre la verdad que involucra una camisa manchada de labial y el teatro de María se cae por completo ¿Mariano aceptará a María a pesar de las mentiras y del comportamiento de Beto?

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La obra, dirigida por Sebastián Sánchez, transcurre durante una hora y 45 minutos y se ubica en la sala comedor de la familia, con muebles viejos llenos de polvo. Se trata de una escenografía sencilla que resulta muy afortunada para la historia pues enfatiza que se está observando la casa de una familia pobre, sin lujos ni muchas cosas.

Aunque todas las actuaciones encajan muy bien en El loco y la camisa, se debe destacar la de Ignacio Riva Palacio (quien además de realizar el papel de Beto es productor de la obra) pues interpretar a alguien con esas condiciones requiere documentación, preparación y haber observado su comportamiento de cerca para poder transmitirlo a los espectadores.

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Riva Palacio comentó respecto a la puesta en escena que ésta deja la reflexión de, “¿quién está más loco? ¿El loco que dice la verdad o la sociedad que no quiere aceptar la verdad? Ese es el poder que tienen los chicos con asperger, dicen la verdad sin pudor ni tapujos”.

La puesta en escena brinda la lección de que mentir para impresionar o para aparentar ser otra persona resulta en desastre porque se forma una cadena de falsedades que lastiman a la familia o hasta a uno mismo y expone el trato que personas con hiperactividad y síndrome de asperger reciben, tanto con extraños como con su propia familia.

El loco y la camisa llega con su segunda temporada todos los martes de agosto y septiembre al Foro Shakespeare y la entrada tiene un costo de 300 pesos, recomendamos que solamente sea vista por adolescentes y adultos porque es una historia cruda, a pesar de las bromas y chistes que hay en ella no habla de una situación feliz, se utiliza lenguaje explícito y se basa en la realidad de nuestra sociedad con temas de discriminación y clases sociales.