Por: Redacción

Con la charla “50 años de Blanco, de Octavio Paz”, impartida por el ensayista, narrador y poeta Gabriel Bernal Granados, este jueves comenzaron las pláticas dedicadas a escritores y sus obras en el  11° Gran Remate de Libros en el Auditorio Nacional, organizado por la Secretaría de Cultura capitalina con apoyo del Auditorio Nacional y de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM).

Sobre el poema publicado en 1967, el también editor subrayó que Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura mexicano, lo escribió en un periodo muy significativo, en el que vivía desempeñándose en el servicio diplomático mexicano en la India.

Blanco, al igual que otros libros de él muy notables, forma parte de este periodo tan interesante y significativo en su obra, que es su época en la India. Uno de los temas que forman parte consustancial del poema es la dualidad del mundo, la dualidad de la pareja, del hombre, de la mujer; el sí y el no, el día y la noche; la dualidad consustancial que nos rodea.

“Es uno de los grandes temas de la filosofía oriental y, en particular, del hinduismo, de lo que Paz se empapa sobremanera; ya conocía desde luego esta forma de vida de tiempo atrás, sin embargo, en la India tiene la oportunidad de vivir estas nociones”, explicó.

Asimismo, Gabriel Bernal enmarcó la creación de Blanco entre sus poemas de largo aliento como Piedra de sol y Ladera este, permeados de la misma temática, cuyos valores fundamentales en la poética de Paz estarían representados por los emblemas del hombre y la mujer, tendiendo un puente entre la tradición poética de Oriente y de Occidente.

Blanco estaría marcado por la aparición de Ladera este, que es donde aparece un Paz renovado, fresco, cultivado en otros territorios y ya un poco ajeno a la tradición de la poesía y de la literatura occidental, que encontraría puntos climáticos en un poema como Piedra de sol, con la tradición del surrealismo”, argumentó.

Gabriel Bernal mostró cómo el poema se lee de manera vertical, no horizontal, en una columna principal que en un momento dado se rompe, puesto que el silencio tiene un valor casi tan importante como el de la palabra, “en un Oriente profundamente erótico, carnal, sangriento, en el sentido no violento del término, pero sí pasional”.

Agregó que, además, existe un momento en que la columna principal se interrumpe para dar pie a dos, una de ellas impresa en negro, la otra impresa en rojo, que se pueden leer de manera independiente pero aun así se entretejen, señalando el encuentro del cuerpo de los amantes. “La columna roja es la parte erótica que se libera y la parte en negro manifiesta el aspecto intelectual del propio Octavio Paz”, planteó.