Por: Montserrat Sánchez Maldonado

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), han presentado una alerta epidemiológica del virus Zika,  el cual ha logrado ha logrado esparcirse en Chile, Colombia, Surinam y Brasil, después de haberse presentado sólo en África y el sudeste asiático.

“Así como tuvimos preocupación durante el Mundial de Fútbol en 2014, cuando Brasil sufrió un brote de dengue, ahora hay incertidumbre de que se expanda el Zika a nivel mundial, entre otros países México, durante los Olímpicos en Río de Janeiro”, señaló Blanca Ruiz Ordaz, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Con base en explicaciones de la doctora, la transmisión del virus del Zika inicia cuando un mosco hembra del género Aedes ,infectado con el patógeno, se introduce en células diana del hospedero como células de la dermis (segunda capa de la piel) o del sistema fagocítico-mononuclear, durante su alimentación.

Una vez en el torrente sanguíneo, la enfermedad se manifiesta de tres a 12 días con fiebre, salpullido, dolor de cabeza, articulaciones y músculos; además de conjuntivitis, entre otros síntomas.

“No estamos ante un panorama sencillo, cuando los virus llegan a otro entorno pueden presentarse brotes con diferente grado de afectación, como el presente en Brasil, donde la OMS ha reportado la asociación de microcefalia infantil durante la infección con ZIKAV de mujeres embarazadas y no sabemos cómo será en nuestro territorio.

Lo importante es tener las capacidades de identificación viral, hacer el diagnóstico temprano, confirmarlo en laboratorio y hacer diagnóstico diferencial con todas las exantemáticas febriles que conocemos, como la rubeola, sarampión, CHIKV y DENV” declaró Ruiz Ordaz.

De acuerdo a la OMS, no hay tratamiento específico, sólo es sintomático, es decir, solamente se logra la disminución del malestar, sin embargo, la organización recomendó a sus estados miembros (140 países) aislar a los infectados, mantener la capacidad de detectar y confirmar casos, preparar sus servicios de salud ante un posible aumento de la carga y poner en práctica una estrategia eficaz de comunicación pública para reducir la presencia de los vectores transmisores.