• Los superdelegados le juegan doble cara al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Los pecados en los que han caído son abusos de poder, excesos personales y ambición desmedida por satisfacer sus proyectos personales.

Por: Israel Mendoza Pérez- @imendozape/

Los superdelegados le juegan doble cara al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Los pecados en los que han caído son abusos de poder, excesos personales y ambición desmedida por satisfacer sus proyectos personales. Sus intereses de grupo están por delante y los ideales de a 4-T fueron tirados por la borda desde hace un año.

La manga ancha que se le dio a Gabriel García, coordinador de los superdelegados, le hizo daño y permitió que se distorsionará el objetivo de este grupo de funcionario. Encontró una plataforma política y la oportunidad de tener más fuerza que un secretario de Estado. Su posición es superior en alcances, pero al mismo tiempo sus capacidades operativas no le dan oportunidad para fiscalizar el trabajo de cada uno de los superdelegados y los estropicios abundan.

Los resultados están a la vista. Los superdelegados le ganaron las candidaturas a los militantes de Morena y ya hicieron trabajo territorial. Ahora, solo falta el aval —desde Palacio— y ya pasaron por encima de la estructura y los militantes con arraigo.

Con el tiempo es claro que la figura de los funcionarios es un modelo poco funcional y lejos de convertirse en operadores eficientes para la dispersión de programas sociales, distorsionan su esencia y se convierten en administradores de sus intereses políticos y de grupo.

Y es que uno de los mayores errores su que se blindaron con recursos a los superdelegados de la 4-T. Ahora, Alejandro Ruiz Uribe, de BC; Víctor Castro Cosío, de BCS; Indira Viscaíno, de Colima; Lorena Cuéllar, de Tlaxcala y Pablo Amílcar Sandoval en Guerrero; quienes se encuentran en campaña abierta, en este momento, es una estructura electoral ilegal con la que se romperá la equidad para las elecciones de 2021. Y cada uno tiene una historia negra y de denuncias que tapa Gabriel García por los beneficios que le dejan.

En Morena es conocido que el Pablo Amílcar Sandoval, hermano de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, también tiene una cauda de anomalías. Quien tiene información de este caso es el legislador Rubén Cayetano, ya que él conoce sobre las corruptelas de Pablo Amílcar quien está señalado de beneficiarse de programas sociales en Guerrero.

Las anomalías de los superdelegados en distintos estados han comenzado a brincar, pero se les permiten excesos. Uno de los casos más graves ocurre en Jalisco. El superdelegado, Armando Zazueta, cercano a García y al senador de Morena, Alejandro Peña, concretó una venganza al despedir injustificadamente a los cuatro subdelegados que destaparon sus presuntos actos de corrupción, desde persecución política contra quienes no se alinearan con él hasta nepotismo.

Otro ejemplo es de estos superdelegados es el de Reyes Flores Hurtado, en Coahuila, este político no pertenece a Morena. Ni siquiera se encuentran afiliados. Pero forman parte de ese núcleo de poder formado y permitido por Yeidckol Polevnsky que ahora se encuentra derrotado por los pobres resultados electorales.

Es tan incómoda esta figura de servidores que el Presidente ya soltó su autorización: que se denuncie a superdelegados que hagan campaña con el erario y recordó el que comete fraude electoral, va a la cárcel sin derecho a fianza.