Por: Redacción

En la Procuraduría General de Justicia capitalina, la paridad de género es una realidad. El 41.1% del total del personal son mujeres y siete de las diez Fiscalías Centrales que investigan los delitos de alto impacto en la capital, son lideradas por ellas; las fiscales aseguran que no importan los peligros de su profesión, sino los resultados en el combate a los ilícitos, y que su condición de género no ha sido un obstáculo para desarrollarse profesionalmente en la institución en la que sirven desde hace 20 o 30 años.

“Todos los servidores públicos siempre corremos un riesgo en cualquier asunto que se trabaja, siempre va a quedar una persona agraviada y no sabemos qué grado de conflicto tenga para que quiera tomar venganza”, asegura Margarita Vázquez Sánchez, Fiscal Central de Investigación para la Atención de Asuntos Especiales y Electorales, al hablar sobre su labor.

Juana Camila Bautista Rebollar, titular de la Fiscalía Central para la Atención del Delito de Trata de Personas, cree que vivir en constante amenaza por parte de la delincuencia organizada no puede frenar su labor, ya que su trabajo permite ejercer acción penal contra las personas que dañan a la sociedad.

“Ninguna de nosotras podemos permitir que alguien cometa ese tipo de atrocidades y estamos obligadas a llegar al fondo en cada asunto”, señala.

Además de abrir la brecha de género en la administración pública, por el reconocimiento a su trabajo por parte del Procurador General de Justicia de la Ciudad de México, Rodolfo Ríos Garza, estas mujeres saben que son protagonistas de un momento histórico en el país, ya que son parte del equipo que asumió el reto de aplicar el Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio.

“Nos tocó una época de transición de un sistema que tenía cien años a uno que estamos ahorita implementando, creo que el compromiso es muy fuerte, muy grande. Yo siempre comento que la obligación que  tenemos es dejar un buen precedente”, comenta Alicia Rosas Rubí, Fiscal Central de Investigación para la Atención de Delitos Sexuales.

“Estamos haciendo historia en muchos sentidos y, bueno, realmente vamos a dejar una huella”, asegura Bautista Rebollar.

Las siete fiscales especiales aceptan que en el pasado era casi imposible para una mujer llegar a un puesto de mando. Hoy, esta situación ha cambiado, ya que se han ganado cada vez más espacios en la administración por las capacidades que han demostrado en cada uno de los cargos que han ocupado a lo largo de su trayectoria en la institución, y la cual ha sido reconocida por el procurador, “hay una nueva visión de nuestros jefes al designarnos al frente de estas fiscalías de alto impacto”, opina Penélope Rojas Rodríguez, Fiscal Central de Investigación para la Atención del Delito de Robo de Vehículos y Transporte.

“Yo creo que al igual que todas mis compañeras que lo que hace una mujer al frente de una Fiscalía es lo que podría hacer cualquier hombre: trabajar, ser eficiente y dar un buen resultado”, agrega.

Muestra del reconocimiento a la capacidad de dicho género en la presente administración, es que 66.1% de mediadoras de conflictos del Nuevo Sistema de Justicia Penal son mujeres; 56% oficiales secretario; 53.1% se encarga de garantizar que las cadenas de custodia de las evidencias del delito se realicen de forma legal, y 47.6% son agentes del Ministerio Público encargadas de procurar justicia en la capital del país.

“Todas estamos aquí por el servicio civil de carrera primeramente y después por el apoyo, los conocimientos y la experiencia, pero en un inicio, hace más de 20 años, por supuesto que costó trabajo y eran pocas las mujeres que estaban como titulares de alguna fiscalía”, destaca Margarita Maguey Neria, Fiscal Central de Investigación para la Atención de Niños, Niñas y Adolescentes.

El saber imprimir capacidad y experiencia a su profesión es una de las cualidades que la mujer ha sabido usar para ganarse espacios en la administración pública, opina Lucía Reza Jiménez, titular de la Fiscalía Central de Investigación.

“Somos profesionistas, mujeres pensantes y, sobre todo, lo más importante, abogadas del derecho. Sí, tenemos que tener la mente fría y trabajar así y bajo esa consciencia”, comenta Marcela García Torres Vega, Fiscal Central  de Investigación para la Atención del Delito de Narcomenudeo.

“Es un honor pertenecer a una institución con esta valía, independientemente del género. Qué bueno que nos tocó ser mujeres y que estamos aquí, pero es una cuestión de servicio y de vocación, y lo pueden hacer los hombres y las mujeres, por supuesto”, apunta.

“El personal con el que convivimos, con el que laboramos, llámese peritos, policías de investigación, ministeriales, son gente que ya nos conoce y sabe perfectamente que estamos trabajando y que si se da una instrucción o se ordena realizar una actividad, sabemos lo que estamos haciendo”, agregaRosas Rubí, al dejar en claro que ser mujer no les resta autoridad.

Para estas servidoras públicas que también viven el rol de madres, hijas y esposas, rendir cuentas a la ciudadanía y procurar la justicia en la capital del país es una labor que vale la pena en cada momento de su ejercicio.

“Es un gran amor a la institución, en el momento en el que estamos trabajando no nos viene a la mente el peligro, el temor, la angustia; al contrario, tenemos la fuerza y la fortaleza y nos entregamos al asunto que de momento se presente”, comenta Reza Jiménez.

“No comprendería mi existencia sin hacer esto, no se me ocurre algo mejor. Este trabajo no me impide compartir con mi familia, ni hacer otras cosas, entonces no me visualizo de otra manera”, afirma García Torres.

Para el procurador Rodolfo Ríos Garza, existe un compromiso permanente para dar atención con enfoque de género, pero también reconoce la importancia de valorar todos los días la capacidad de las mujeres que, con su trabajo, dignifican a la PGJCDMX.