Por: Redacción

Dilma Rousseff , presidenta de Brasil, fue destituida por el Senado ese miércoles de su cargo. El poder lo asumirá de forma definitiva el actual presidente interino, Michel Temer. En un controvertido juicio una mayoría de 61 senadores se pronunciaron en contra y 20 a favor , señaló el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski.

La primera mujer presidenta del país fue suspendida de sus funciones desde el pasado 12 de mayo,  por los escándalos de corrupción en su Partido de los Trabajadores (PT) y por la peor recesión económica de los últimos 80 años en Brasil, por lo que el Senado aprobó la apertura del proceso de impeachment.

En el Senado, el lunes 29 de agosto, Dilma Rousseff dijo que su destitución por medio de un juicio político que considera sin fundamentos supone una “ruptura institucional” para el país. “Hoy solo temo a la muerte de la democracia por la cual muchos de nosotros en este plenario luchamos”, dijo la ex mandataria, conteniendo visiblemente las lágrimas.  El Senado no la inhabilitara para ocupar cargos públicos por ocho años, como sucedió con el precedente de Fernando Collor en 1992.

Su legado está marcado por la extensión de los programas sociales impulsados por Luiz  Inácio Lula, en especial el de vivienda para rentas bajas y el Bolsa Familia, una pensión básica que llega a 46 millones de brasileños y que ha sido elogiada por la Organización de la Naciones Unidas (ONU).

Uno de sus grandes fracasos es la gestión de Petrobras,  azotada por el mayor escándalo de corrupción de la historia del país, la estatal brasileña está fuertemente endeudada y tiene su credibilidad internacional en jaque, pese a ser gestora de inmensas reservas de petróleo.