• La Virgen María, considerada la madre de todos los cristianos, a quien se le reza en casos de necesidades y peligros, también ha sido invocada con urgencia en las guerras y toda clase de peligros bélicos.

Por: María Manuela de la Rosa Aguilar/

La Virgen María, considerada la madre de todos los cristianos, a quien se le reza en casos de necesidades y peligros, también ha sido invocada con urgencia en las guerras y toda clase de peligros bélicos, por lo que se le considera no sólo la intercesora por antonomasia ante Jesús, sino la patrona de las tres fuerzas armadas. Aunque es motivo constante de controversia, no obstante los múltiples testimonios sobre su vida, presencia, participación en la vida de Jesús y sus constantes apariciones a lo largo de la historia. Tenemos la Virgen del Pilar, que se apareció al apóstol Santiago en Zaragoza en el año 40 d. de C.; en Czestochowa en 1382; la Virgen de la Candelaria en 1392, en Tenerife, España; aquí en México a la Virgen de Guadalupe en 1531, La Virgen del Huerto, en San Sebastián, España, en el s. XVIII; en 1846 en La Salette, Francia; en Lourdes, Francia, en 1858; en Tong lu, China, en 1900; en Fátima, Portugal, en 1917; en Kibeho, Ruanda, en 1981; en Medjugorje, Bosnia Herzegovina, en 1981; en Mulenvala, Mozambique en 1987; en Mongolia en 1999; en Garabandal, España entre 1961 y 1965. Hay más de 2 mil apariciones marianas, de las cuales sólo 16 han sido aprobada por la Iglesia, debido a la rigurosidad de las investigaciones al respecto y al largo proceso al que son sometidas, lo cual ha llevado incluso siglos.
Pero, volviendo a los conflictos bélicos, el 6 de agosto de 1945, en la fiesta de la transfiguración, cuatro sacerdotes Jesuitas sobrevivieron al impacto de la bomba nuclear “Little Boy” en Hiroshima, durante la II Guerra Mundial.

Los padres jesuitas Hugo Lassalle, superior en Japón, Hubert Schiffer, Wilhelm Kleinsorge y Hubert Cieslik, en el momento de la explosión se encontraban en la casa parroquial de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción; uno de ellos se encontraba celebrando la Eucaristía, otro desayunaba y el resto en las dependencias de la parroquia. Ninguno sufrió daño. Y los médicos que los atendieron tiempo después les advirtieron que la radiación a que fueron sometidos les produciría lesiones graves, y diversas enfermedades que los llevarían irremediablemente a una muerte prematura.Tal pronóstico nunca se cumplió, ya que nunca desarrollaron ni el más mínimo trastorno.

En 1976, 31 años después del lanzamiento de la bomba, el Padre Schiffer acudió al Congreso Eucarístico de Filadelfia, en Estados Unidos, donde habñó de su experiencia, confirmando que los cuatro jesuitas estaban aún vivos y sin ninguna dolencia. No ostante, durante los años posteriores, fueron examinados por decenas de doctores unas 200 veces y no se halló en sus cuerpos rastro alguno de la radiación.

Estos religiosos afirmaron que habían sido protegidos por la intercesión de la Virgen de Fátima, ya que aostumbraban rezar el Rosario todos los días. El Padre Schiffer escribió el libro “El Rosario de Hiroshima” donde narra todo lo que vivió.

Cabe recordar que en Hiroshima y Nagasaki murieron alrededor de 246 mil personas, la mitad en el momento del impacto de las bombas y el resto en las semanas posteriores por los efectos de la radiación. Ahí fallecieron instantáneamente 80,000 personas y posteriormente se incrementarían las muertes a 140,000 por efectos de la radicación, como envenenamiento, leucemia y distintos cánceres

La bomba de Hiroshima fue arrojada el dia de la Solemnidad de la Transfiguración del Señor y la rendición de Japón ocurrió el 15 de agosto, cuando la Iglesia celebra la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Lo único que quedó fue la Iglesia de la Asunción. Y hay muchas pruebas de ello.

En Nahasaki también ocurrió lo inexplicable, pues San Maximiliano Kolbe estableció ahí un convento franciscano, que también quedó intacto pese a la explosión de las bombas atómicas; los hermanos de la congregación no sufrieron las consecuencias, bajo la protección de la Virgen. Ellos también rezaban diariamente el Rosario.

La peor devastación de la II Guerra fueron los lanzamientos de las bombas atómicas en Hiroshima, el 6 de agosto de 1945 y Nagasaki, tres días después. Todo quedó hecho cenizas, menos los santuarios.

Otro ejemplo de lo que se puede señalar como protección por intermediación de la virgen es el caso de Austria que fue liberada dos veces debido a esta devoción mariana. En 1683 cuando tropas del Imperio Turco sitiaron Viena, pero la historia cuenta que gracias a la devoción mariana los turcos salieron de ahí, pues no hubo otra explicación. Siglos después. En 1955 Viena se vio ocupada nuevamente, pero por tropas bolcheviques, que salieron de ahí inexplicablemente, luego de que toda la población se unió para rezar el Rosario, sin que se registrara ningún herido.

Y que decir de la batalla de Lepanto en 1571, cuando el Papa Pío V emprendió una cruzada del rezo del Rosario y se dio el milagro, pese a la aplastante mayoría turca, los cristianos lograron ganar la batalla. Curiosamente los musulmanes dispararon un cañón hacia la nave cristiana, que inexplicablemente se desvió a un lado, quedando ilesa la nave de Don Juan de Austria, que la comandaba.

En 1986 el pueblo filipino logró derrocar a la dictadura de Fernando Marcos, victoria que la población atribuyó a la Virgen, ya que llevaron a cabo una cruzada para rezar el Rosario, que incluyó misas y vigilias para pedir por la libertad de Filipinas.
Estos son sólo algunos ejemplos en donde se observa la intervención de la Virgen María, a través de sus diversas advocaciones, lo que explica en gran medida su patronazgo en los ejércitos.