Por: Redacción/

La mañana del miércoles pasado llegué al salón de clases en la secundaria donde imparto la materia de Español; listo para comenzar con la lección del día, antes de entrar me percaté que los alumnos reían muy divertidos, tanto era su entretenimiento que no se percataron de mi presencia, por lo cual decidí dejarlos continuar con el entretenimiento y sin intención (tal vez un poco) me percaté del motivo de la algarabía, uno de los chicos que se caracteriza por ser muy simpático imitaba a cada uno de los profesores que le imparten clase.

Debo admitir que lo hace bastante bien, de hecho reprimí una carcajada al identificar a cada profesor o profesora que imitaba. Al terminar el espectáculo reflexioné sobre esta actividad que los alumnos practican a menudo y que en verdad les entretiene; pensé en las veces que yo imité a mis profesores o en las muchas más que me reí a todo pulmón al ver a otro compañero realizar esta acción, pensé en los muchos apodos que les pusimos a nuestros docentes y en los bien que les quedaban.

Entonces caí en cuenta que ahora me toca estar del otro lado y me imaginé los muchos apodos que yo me hubiese puesto o que le hubiese puesto a mis compañeros; por ello me dediqué a investigar entre alumnos y exalumnos los apodos con los que conocen a los maestros y por qué no el apodo que me corresponde a mí. Dicha indagación arrojó algo en verdad divertido, a continuación enlistaré algunos sobre nombres y el porqué de ellos, sin decir a quién le corresponde y esperando que si algún compañero se siente identificado no se ofenda sino que lo tome con sentido del humor ¡Total, hoy nos toca pagar por lo que una vez hicimos! (risas).

Tronchatoro: Por una película estadounidense de 1996 dirigida por Danny De Vito, donde una profesora de gran magnitud (por no decir muy gorda) hacia la vida imposible a sus estudiantes los cuales eran muy pequeños y vivían atemorizados por esta docente, la cual parecía más un general del ejército que maestra de primaria.
Don Cheto: Por un conductor de televisión mexicano pero que radica en los Estados Unidos y quien representa a un inmigrante coloquial de características muy particulares como cabello cano así como cejas y bigote canos y poblados; la verdad este apodo le venía como anillo al dedo al profesor que lo sustentaba.

El niño Triqui: En 2013 un grupo de niños oaxaqueños pertenecientes a la etnia Triqui hicieron que el mundo los volteara a ver ganando un campeonato de baloncesto con la particularidad de que jugaban descalzos; el profesor que se ganó ese apodo no lo hizo por jugar bien al basquetbol o por jugar descalzo sino por su complexión y su gran parecido a estos chicos.

Logan o wolverine: Por uno de los X men; aunque yo no le veo gran parecido y menos porque no es tan musculoso como el personaje, todos los alumnos a los que les da clase es el primer apodo que se les viene a la mente y algunos hasta se han atrevido a pedirle que les muestre sus garras.

Gru: por el personaje protagónico de la película “Mi villano favorito” y la verdad ahora mismo tengo una sonrisa dibujada en mi rostro ya que si lo conocieran estarían completamente de acuerdo con el sobrenombre y quienes sí lo conocen seguramente están riendo ahora mismo.
Peter la anguila: En el año 2012 se hizo viral el video de un joven en extremo delgado llamado Pedro Dayan Millán, quien bailaba en una playa de su país en traje de baño de una manera por demás ridícula mientras cantaba algo de su propia autoría que él llamaba el estilo de Peter la anguila; el profe que es poseedor de este apodo es tan delgado y alto como el personaje mencionado aunque que le faltaba bailar y cantar, pero creo que si lo intentara lo haría mejor que el original.

Capulina: Gaspar Henaine fue un cómico mexicano que triunfó en la televisión mexicana en los años 50 y continuó con sus logros por décadas, de tal forma que aún jóvenes de hoy en día lo identifican; era conocido como el rey del humorismo blanco, tenía como características el ser un tanto subido de peso un prominente bigote y un lunar pronunciado al lado de un ojo, supongo que el compartir esas características con el profesor hace que este personaje le ceda su sobrenombre.

Por decir algunos más: La ranita, El soldado, Doctor Simi, Pepa Pig, Majin Boo, El borracho, La pelos, El diablo, entre muchos pero muchos otros de los cuales nadie nos salvamos; de algunos profesores no se conocen sus nombres reales por lo cual aun después de que el alumno egresa de la escuela lleva siempre en su memoria al docente por su apodo, a tal grado que cuando se llega a reencontrar con viejos compañeros lo primero que hacen es recordar a la Tronchatoro, al Doctor Simi, a La ojitos o cualquier otro famoso por su mote.

En fin, el profesor es y será siempre una figura central en cualquier escuela; sin duda es blanco de imitaciones y apodos contra lo cual no se puede hacer nada pues se supone que es secreto y aunque algunos descubrimos nuestro apodo preferimos seguirlo manteniendo en oculto pero procurando que el respeto se mantenga firme dentro del salón de clase y que no se rebase el límite y la diferencia entre maestro y alumnos. Lo gracioso es que más de uno hemos llegado a casa a compararnos con el personaje con el que se nos asemeja y a veces hasta sentirnos orgullosos del apodo que nuestros queridos alumnos nos dieron.