Por: Redacción/

Las sociedades ya no pueden ofrecer “el dulce sueño de alcanzar las utopías del siglo XX” y en ese contexto la identidad hoy más que nunca es inestable, señaló la doctora Norma Durán Rodríguez Arana, profesora-investigadora del Departamento de Humanidades y del Posgrado en Historiografía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El tiempo de la modernidad, particularmente de la polarización que se dio en el siglo XX de alcanzar en el futuro, por un lado, el american way of life, y por otro la utopía socialista, “ya se nos fue”, aseveró la académica al participar en el 9° Coloquio Interinstitucional de Historia y Diseño. Identidad en el arte, el diseño y la historia.

“Los mundos capitalista y socialista fallaron” y si en la actualidad “nos falta producir un poco de futuro para las generaciones que siguen, construirlo “no será posible sin el trabajo del historiador, que logre volver a crear la distancia con el pasado que no acaba de pasar y abra futuros posibles que se alejen del catastrofismo actual”.

Con el objetivo de distinguir la oscilación entre memoria e historia en la producción de la identidad de los pueblos y las sociedades, la especialista desarrolló el tema Memoria e historia: identidades inestables, durante el coloquio organizado por esta casa de estudios y celebrado en el Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez, en Palacio Nacional.

La autora de Formas de hacer historia. Historiografía grecolatina y medieval explicó que la identidad antes del siglo XIX se entendía como algo a descubrir que subyacía en el interior y había que buscarla como “algo que nos haría encontrarnos con nosotros mismos”.

Las identidades son construidas y tenemos desde una identidad psíquica, hasta una colectiva”; en esa medida la identidad nacional es fruto de un momento particular que coincide con la emergencia de lo que la especialista llamó la historia-ciencia.

El concepto de identidad se refiere “al relato que las comunidades o sociedades se dan sobre sí mismas”, actualmente se habla mucho del término, lo que denota “una crisis producto de los tiempos que vivimos”, pues no hay identidades fijas y “todo es construcción que depende de muchos factores”, apuntó la doctora Durán Rodríguez Arana.

Cada sociedad constituye su identidad y hay estructuras profundas que determinan estas construcciones, como el lenguaje y las posibilidades que dan los conceptos “para constituirnos como parte de una identidad, la temporalidad, la estructura social y la cuestión del sentido de la historia, entre otros elementos”.

La maestra y doctora en Historia por la Universidad Iberoamericana estableció que la memoria y la historia frecuentemente se usan de manera que parecieran sinónimos, sin embargo se trata de modalidades de aprender el pasado que son fundamentalmente diferentes.

La historia es una forma de memoria, pues todas las comunidades y los individuos guardan una forma de memoria, no obstante no todas las sociedades escriben historia, subrayó.

Al hablar de las diferentes identidades del mexicano, el maestro Martín Clavé Almeida, jefe del Área de Historia del Diseño, señaló que en el país no existe el racismo tal como se manifiesta en otras naciones como Estados Unidos, sin embargo lo que sí tenemos muy arraigado es el clasismo, de tal manera que “aquí las puertas están abiertas a cualquier persona que tenga dinero sin importar su origen ni color de piel”.

Los políticos, funcionarios, comerciantes y ahora narcos se introducen con facilidad en los círculos de clase alta a través de su riqueza, e incluso, por rescatarse socialmente ingresan a sus hijos a escuelas particulares, de tal suerte que éstos crezcan al lado de aquellos cuya posición social está consolidada y por efecto de la cotidianidad vayan entrelazando amistades y relaciones para poco a poco “pertenecer a esa clase”.

Las instituciones de educación pública “favorecen esa esquizofrenia”, desde el momento en que privilegian el estudio de las letras, el arte y la cultura europea y estadounidense sobre la nuestra”, pues “viste más citar a autores extranjeros que mexicanos”. Así, todo mundo sabe quién es el autor de La Gioconda o La Piedad, pero casi nadie sabe quién es al autor de la estatua de Cuauhtémoc, ubicada en el Paseo de la Reforma, o quiénes fueron los indios verdes.

El coloquio fue inaugurado por el doctor Jorge Ortiz Leroux, jefe del Departamento de Evaluación del Diseño en el Tiempo, quien dijo que las identidades conforman nuestras culturas y pueblos “así como nuestra manera de relacionarnos y de ser en el mundo son también “un objeto, una realidad, una forma de interacción no estable”, por lo que retomar el tema es fundamental para reconocer los cambios que ocurren en las sociedades en los niveles nacional y global.