Por: Redacción

Con el propósito de impulsar la inclusión y construcción de una cultura de la paz en la Carta Magna, el diputado Rafael Yerena Zambrano (PRI) organizó la estrategia nacional para recolectar firmas de la ciudadanía en favor de esta propuesta, contenida en una iniciativa de reformas a la Constitución.

Al arrancar la campaña #YOFIRMOPORR3C para adherir la cultura de la paz al artículo 3° de la Carta Magna, se explicó que dicha iniciativa reconoce que es necesaria una transformación gradual de la mentalidad colectiva e individual.

El cambio, se dijo, debe realizarse con programas educativos desde los primeros años de enseñanza, tanto en los sistemas formales como los informales, ya que su incidencia en el aprendizaje permite construir un ideario conformado por valores que forman el futuro ciudadano, haciendo posible la evolución del pensamiento social.

El diputado Apolinar Casillas Gutiérrez (PAN) afirmó que educar para la paz es una labor y obligación de todos, “pero si no se inserta en una norma, en una política pública o programas y no se presupuesta, queda como llamado al vacío”.

Destacó que sociedad y gobierno “somos corresponsables de impulsar una cultura de la paz, la cual debe ser parte de la currícula educativa desde la infancia, la juventud y en todos los niveles de la preparación académica”.

El evento fue organizado en coordinación con la Comisión Nacional para la Cultura de Paz y la No-violencia en México (Comnapaz), cuyo presidente, Hiram Valdez Chávez, destacó que esa modificación permitiría crear una estructura constitucional para desarrollar programas educativos, culturales y deportivos a favor de la paz en México.

Empecemos a hablar de notas blancas, dijo, para proponer proyectos en una democracia participativa, no ver la nota roja y la situación de dolor a diario en los medios de comunicación, sino reconocer la importancia y trascendencia de que la ciudadanía se organice en el país para proponer proyectos de cultura de paz.

Se busca, continuó, recabar todas las firmas posibles y escuchar las bondades y oportunidades que tenemos como ciudadanía de reformar este artículo y adherir dicho concepto. “No dejemos al gobierno la responsabilidad, trabajemos juntos con proyectos y programas en favor de la paz, ante la cultura de violencia que estamos viviendo”.

Jesús Guevara Sandoval, Secretario Ejecutivo de Comnapaz, México, destacó la necesidad de impulsar programas con presupuesto para que toda política pública tenga una perspectiva de paz, como se tiene de género.

Hizo un llamado a legisladores y ciudadanos a sumarse a la iniciativa, porque “México lo necesita. No podemos esperar más”.

Norman Bardavid, del consejo consultivo de Comnapaz, dijo que el 50 por ciento de la pobreza en el país es responsabilidad de cada uno de los mexicanos, “no del gobierno ni de las Cámaras; ha sido un proceso de muchos años y generaciones de la sociedad que las hemos creado; si queremos cambiarlas, debemos educarnos en cultura de paz para forjar estructuras y contenidos”.

De ahí la importancia de reformar el artículo 3° constitucional, incluir la educación en cultura de paz para todos los niños desde el preescolar, llevarla a todas las instituciones y a toda la sociedad, pues la violencia está inherente en todos los hogares, salones y oficinas de México.

A su vez, el presidente de Mesa de Paz CDMX, Gerardo Said, señaló que la reforma sería histórica porque se han rezagado estas acciones para convertirse en políticas públicas. Planteó establecer una entidad multidisciplinaria para impulsar la reforma constitucional, e incluso integrar en la constitución de la CDMX la educación en cultura de paz.

Eduardo Vergara, presidente de Juventud Siglo XXI, resaltó que es necesario adherir este concepto en la legislación para crear mecanismos que posibiliten la cultura de paz. Informó que, de acuerdo con datos de UNICEF, entre los cero y los 6 años de edad se forja el ciudadano “y es donde tenemos la ausencia de la cultura de paz”.

Cuando no se educa a los niños, indicó, llegan a convivir en un marco de violencia. “Basta con entrar a las escuelas para ver cómo se conducen los muchachos entre ellos, con un lenguaje obsceno, sin respeto y sin tolerancia, provocando la violencia, y no hay nadie que lo pueda evitar.