Por María Manuela de la Rosa Aguilar.

La evidencia de la inseguridad en México trasciende fronteras. Recientemente la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito publicó un informa sobre el número de homicidios a nivel mundial, detallando las muertes violentas en el mundo y tanto Latinoamérica como África concentran las mayores tasas de homicidios y por lo que respecta a América Latina y El Caribe la violencia se debe a factores tales como la presencia de organizaciones criminales vinculadas con el narcotráfico, el fácil acceso a las armas de fuego, la impunidad y la desigualdad social. Y cabe destacar, la mayor tasa de homicidios en el mundo se da en esta región, sobre todo en México, en donde los cárteles ejercen un dominio hegemónico sobre el territorio, ya que los grupos delictivos dominantes tienen la capacidad de influir en la delincuencia con violencia y controlan no sólo el territorio, sino los mercados.

De acuerdo a Causa en Común, en 2023 se dieron 427 masacres, acumulando 2,130 desde el 1º de enero del 2020, por lo que cada 19 horas se comete una masacre en este país. Basta con ver y escuchar las noticias, pues todos los días se reportan asesinatos y ya no por rencillas o porque alguien pretenda defenderse, ya no es la guerrilla de los años setenta, son los delincuentes quienes atacan a la población, a familias enteras, a trabajadores, a comerciantes, a conductores de vehículos, a transportistas, a pasajeros de transporte colectivo, a campesinos, nadie se escapa, también los políticos caen abatidos por la delincuencia. Nunca antes se habían dado tantos asesinatos a sangre fría. Y la impunidad impera.

Sólo en el 2023 y en el marco de las próximas elecciones de junio del presente año, se dieron 574 hechos de violencia político-criminal, de acuerdo al informe “Votar entre Balas: Entendiendo la violencia político criminal en México”, de la consultora Data Cívica, de lo que se deduce que hay un claro intento de los grupos criminales por influir en la política; y si bien el 2023 ha sido el año más violento, en el 2022 se dieron 486 casos. De los 574 ataques ocurridos en el 2023, 91 ocurrieron en Guerrero, 64 en Guanajuato, 43 en Zacatecas, 42 en Veracruz y 38 en Michoacán.

Desde el año 2000 al 2012, han sido asesinados más de 150 periodistas. ​ Según Reporteros Sin Fronteras, 2022 fue el año más mortífero para las y los periodistas en la historia de México, con 22 periodistas asesinados, según un balance de Reporteros Sin Fronteras, que indica que AL es la zona más peligrosa para ejercer el periodismo y acumula la mitad de las muertes de estos profesionales a nivel mundial. Además, por cuatro años consecutivos ha sido el país más peligroso y más mortífero del mundo para ejercer el periodismo, por delante de países en guerra como Ucrania y Yemen.

Pero además, no son pocos los periodistas que han sido amenazados por realizar su trabajo con objetividad, que sean vetados o confrontados directamente por el presidente de la República, quien desde su posición de poder supremo, porque así es, trata de amedrentar a los reporteros que se atreven a cuestionarlo sobre temas de interés para la opinión pública y vemos casos relevantes como el de Carlos Loret de Mola, Pedro Ferriz de Con, Joaquín López Dóriga y Ciro Gómez Leyva, éste último sobrevivió a un intento de asesinato que a un año no ha podido ser resuelto.

También han sido muy conocidas las polémicas suscitadas cuando el prestigioso periodista norteamericano Jorge Ramos de Univisión lo ha cuestionado para que aclare sus propias cifras respecto a la inseguridad en México, lo que ha provocado la furia del primer mandatario, que ha mostrado infinidad de veces su intolerancia cuando se le pregunta sobre temas sensibles que ponen entredicho su capacidad para gobernar y sobre todo la honestidad con que dice conducirse.

18 de septiembre de 2018, López Obrador afirmó molesto que la prensa mexicana descontextualizaba su declaración respecto a que México estaba en bancarrota afirmando que: “La prensa ‘fifí’ saca de contexto las cosas, sacándolas podridas, esa es su postura, porque desde hace mucho tiempo, desde el inicio de México como país independiente han existido dos agrupaciones: liberales y conservadores, siempre, desde hace más de 200 años. Eso existe ahí, no desaparece…. Yo he buscado la reconciliación …. pero hay quienes no quieren que se afiance nuestro proyecto de transformación”.

López Obrador ha dado el mote de “prensa fifí” a los periodistas que sólo se concretan a trabajar con imparcialidad y cuestionar los temas de más relevancia, porque según él están empeñados en promover una campaña de miedo para desprestigiar su proyecto, acusándolos de conducirse con “deshonestidad intelectual”. A la prensa libre la llama “conservadora”, señalando que saca de contexto la información y miente, porque hay un complot contra él.

Ya desde el 2019, una coalición de periodistas integrada por 17 organizaciones internacionales demandaron al presidente López Obrador para que dejara de descalificar tan reiteradamente a los medios de comunicación y en particular a los periodistas en sus cotidianas conferencias de cada mañana; pero nada ha sucedido, aunque organizaciones de la sociedad civil y defensores de los derechos de los periodistas como Artículo 19, la Red Nacional de Periodistas (RNP) y Periodistas de A Pie (PDP) han manifestado su preocupación por esta postura de López Obrador desde el inicio de su mandato.

Desde el 2020 han sido asesinados 15o periodistas, sólo en el 2022 fueron 15 los periodistas y en el 2023 10, por lo que México es tal vez el país más riesgoso para ejercer el periodismo, incluso más que en lugares donde hay guerra como en Ucrania, Israel o Yemen.

Y no hace falta manipular datos o incluso mentir, pues el mismo gobierno ha dado las cifras de muertos y desaparecidos; pero, además, la realidad que viven los mexicanos es tan abrumadoramente evidente, que no es necesario ni siquiera incluso que la prensa lo revele, porque en la actualidad no hay persona que no haya sido testigo o víctima de algún delito por parte de la delincuencia organizada, que pareciera haberse apoderado de todo el territorio nacional.

La falta de gobernabilidad es patente en México, o tal vez peor, la permisividad con el crimen organizado.