• Realmente es inaudito que el propio presidente de México se exprese con desprecio de la que fue su alma máter. La universidad a la que le debe los máximos estudios que fue capaz de cursar.

Por María Manuela de la Rosa Aguilar/

El presidente de un país, delegado por antonomasia del poder del pueblo en una república como México, tiene el deber no sólo representar a su país, sino defenderlo y promoverlo. Máxime cuando se trata de las instituciones que representan a su nación y en este caso la UNAM, la máxima casa de estudios, que goza de un prestigio internacional bien ganado y con una gran tradición académica y con un alto nivel de calidad educativa, por lo que no extraña que sea una de las mejores universidades del mundo.

Realmente es inaudito que el propio presidente de México se exprese con desprecio de la que fue su alma máter. La universidad a la que le debe los máximos estudios que fue capaz de cursar, aunque le haya llevado 14 años titularse, luego de reprobar 7 materias con 14 exámenes extraordinarios, logrando apenas un promedio de 7.54. Y tal vez por eso, sin tomar en cuenta que no se recibió sino hasta que ya era jefe de gobierno capitalino. Muy ingrato es sin duda.

Quien calumnia su casa, traiciona su raza.

Si hasta las fieras reconocen la mano que las sustenta

Descalificar a una institución como la UNAM no sólo es una bajeza, tratándose del hombre más poderoso de México, sino una actitud de soberbia que sobrepasa todo límite. Por eso de inmediato hasta sus compañeros de partido se pronunciaron en contra y surgieron casi de manera unánime las reacciones en contra de esto señalamientos más que desafortunados.

Sin embargo, la UNAM, en una elocuente muestra de conocimiento, inteligencia, sabiduría y diplomacia, respondió con gran cierto a las descalificaciones del presidente.

El comunicado de la UNAM no tiene desperdicio:

“La Universidad Nacional Autónoma de México ha sido siempre respetuosa de las distintas ideologías, corrientes del pensamiento, posiciones políticas y opiniones expresadas por integrantes de su comunidad, de sus egresados o por cualquier persona. Todas estas manifestaciones son parte de las libertades y del espíritu crítico que se cultiva en los espacios universitarios y que tienen soporte en la autonomía y la democracia.

Gracias a esto, la Universidad sirve a la nación con un compromiso social en permanente transformación. Así ha ocurrido durante años, con millones de profesionistas formados con responsabilidad social mediante planes y programas de estudio que son actualizados por órganos colegiados internos, en donde convergen y se enriquecen la pluralidad de voces y la diversidad ideológica.
El compromiso y solidaridad históricos de la Universidad Nacional con la nación son incuestionables. Muestras recientes son los sismos de septiembre de 2017, donde  brindó apoyos y asesorías a gobiernos y población en prácticamente todos los ámbitos, así como con la colaboración de expertos en diversos campos a lo largo de la crisis sanitaria que hemos padecido.
En la Universidad se privilegia siempre la libertad de cátedra, una de nuestras mayores fortalezas, para formar ciudadanos íntegros, de pensamiento independiente, sin ideologías impuestas y comprometidos con la búsqueda de un país más justo, libre y con menor desigualdad.
Así es y así ha servido a México, la Universidad de la Nación.”

Lección de política, de elegancia, de cultura, de diplomacia y de la grandeza que la caracteriza.

No por nada ocupa un lugar privilegiado dentro de las 3,915 mejores universidades del mundo, con Harvard a la cabeza y muy por encima incluso de famosas universidades como La Sorbona de París o la Complutense de Madrid, y muchas otras alemanas, chinas y norteamericanas, que ocupan los primeros lugares en el ranking mundial.

Decir que la UNAM es la segunda mejor universidad de América Latina, siendo el IPN la institución que está en el ranking 19º; el Tecnológico de Monterrey el 21º; la Universidad de Guadalajara el 25º; la Universidad Autónoma Metropolitana el 26º, etc.

Más de veinte universidades mexicanas se encuentran consideradas dentro de esta lista, por lo que no podemos desdeñar la educación en México, al contrario, sentirnos orgullosos de contar con universidades de prestigio. Y si bien la mediocridad genera resentimientos, la calidad de la cátedra se sobrepone a cualquier interpretación mal intencionada.

La UNAM es la principal generadora de conocimiento, donde se llevan a cabo miles de investigaciones, con una impresionante producción editorial y científica de calidad, de donde han egresado miles y miles de profesionales que han hecho grandes aportaciones a México. La historia es testigo fiel de su lema: “por mi raza hablará el espíritu.”

Un país es grande por su ciencia, su cultura y la calidad de su gente. Y las universidades han dado miles y miles de profesionales que día a día trabajan para lograr un mejor país y con más capacidad de resolución.