Por. Redacción/

Frente a la metrópoli global –caracterizada por una fuerte presencia de empresas internacionales, gran actividad turística y concentración de elites artísticas y científicas que le confieren prestigio– ocurre un proceso de transnacionalización urbana desde abajo que ha originado una ciudad de corte mundial que sostiene a la primera, indicaron los doctores Federico Besserer Alatorre y Raúl Nieto Calleja.

Nueva York, Los Ángeles, Londres, Berlín, Tokio y Hong Kong destacan como metrópolis globales y Barcelona, Sao Paulo, Ciudad de México, Chicago, Taipéi y Moscú como centros regionales con procesos emergentes de globalización donde la formación de nodos de gestión de servicios mundializados coexiste con sectores económicos tradicionales dedicados a actividades informales o marginales, y con servicios urbanos deficientes, pobreza, desempleo e inseguridad, abundaron los profesores de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Los académicos del Departamento de Antropología, ganadores del Premio a la Investigación 2017 –máxima distinción que otorga esta casa de estudios– en el área de Ciencias Sociales y Humanidades por el trabajo La ciudad transnacional comparada, modos de vida, gubernamentalidad y desposesión, tienen más de diez años dedicados al análisis de la cultura urbana y la migración de origen mexicano a Estados Unidos.

“Asistimos a una fase de internacionalización del capital en la que la ciudad global juega un papel fundamental, sin embargo concurrimos también a la transnacionalización del trabajo” debido al “ir y venir de personas que articulan los márgenes de las metrópolis” y construyen una globalización desde abajo al formar espacios nuevos de vida habitados por quienes no son “de aquí o de allá”, sino “de aquí y de allá”.

Al inicio “encontramos que si bien los migrantes de las localidades que examinábamos se desplazaban hacia las urbes –por ejemplo, los oaxaqueños a Ciudad Nezahualcóyotl– llamaban la atención conceptos de su vocabulario –como el de Nezayork– que daban cuenta de la circulación de información, objetos y gente entre Nueva York y ese municipio del Estado de México.

Luego de una labor de campo en sitios fronterizos, entre ellos Mexicali, Tijuana y algunos del sur del país, analizaron otros –incluidos barrios chinos– para conocer vinculaciones más allá de los lindes, así como áreas que eran anclaje de metrópolis globales –algunas turísticas– que denominaron clusters urbanos transnacionales.

Con estos antecedentes los doctores Besserer Alatorre y Nieto Calleja propusieron pensar el concepto de espacios urbanos transnacionales: la calle, el barrio o la colonia como formaciones socioespaciales que conectan lugares distantes entre países o continentes.

Así como la sociología, la economía y la antropología se refieren a la metrópoli global es indispensable ver que hay otros tipos de entidades enlazadas desde abajo, por lo que el fin fue comparar lo que sucede en México, India, China, Marruecos, Bolivia, Francia y España para comprender, tanto lo que ocurre en los límites como las formas nuevas de vida, explicaron.

Además de las localidades fronterizas –esas zonas que se extienden a ambos lados de un linde internacional– los antropólogos consideraron relevante estudiar aquellas conectadas por colectivos de migrantes que nombraron diaspóricas.

Un ejemplo emblemático son los barrios chinos del continente americano, caracterizados por estar relacionados entre sí, por el tipo de mercancías que comercializan y por las conexiones familiares, comunitarias, lingüísticas y religiosas de la gente que los ha construido y habitado.

Otro tipo de articulación la conforman los clusters financieros y corporativos, entre ellos el de Santa Fe en México, con vínculos estrechos con otros en regiones distintas del orbe que dan cuerpo a redes unidas por estructuras empresariales, culturas corporativas y mecanismos intensos de comunicación que generan un modo de vida propio.

Este trabajo colectivo multilocal y translocal empezó por una labor de campo en varias ciudades seleccionadas por estar en zonas alejadas entre sí, lo que permitió un estudio comparativo, y después fueron abordados los movimientos y las redes, lo que implicó traslados de una metrópoli a otra y de un continente a otro, hasta que “encontramos algo que no anticipábamos: las prácticas y las historias de vida de esos individuos fueron uniendo urbes distantes en la geografía en un sistema a escala global”.

Esto evidencia la conexión entre los márgenes de las ciudades del mundo y lo que “pudimos reportar son sólo nexos entre aquellas que habíamos escogido para la investigación, pero podemos inferir que es una trama enorme articulada con el patrón de las globales, pero que no es isomórfica con ésta”.

La red de urbes transnacionales tiene centros propios que no siempre están en las localidades emblemáticas por tratarse de un tejido que en dimensiones es probablemente más grande, al abarcar una vasta cantidad de metrópolis que no están en la lista básica de las que son consideradas como mundiales, precisaron los galardonados.

“Lo que identificamos es que este gran entramado –que hemos llamado la ciudad transnacional– ha provisto durante años de la fuerza de trabajo para erigir edificios y avenidas de las globales, es decir, que el surgimiento de esos centros depende de la obra de aquellos migrantes” que habitan puntos fronterizos.

Otra aportación del estudio es haber constatado el envejecimiento de la población en las zonas del norte, que requerirían de un ejército de hombres y mujeres del sur para resolver la crisis de cuidado en algunos núcleos.

Los procesos migratorios producen problemas nuevos en cuanto a atención de niños y familiares mayores de quienes se han desplazado, formándose cadenas de asistencia interurbanas, como “es el caso de las cuidadoras en España que han dejado a sus hijos a cargo de un familiar u otra persona en Cochabamba, Bolivia”.

A partir de 2008, con la gran crisis financiera detonada en los ámbitos de la construcción de metrópolis, trabajadores migrantes regresaron a sus lugares de origen donde tuvieron que sostener esa mano de obra desempleada, pero también sucedió lo contrario: desde Marruecos se enviaron recursos a España para apoyar a los miembros de la familia cuyos padres quedaron sin sustento, todo lo cual es apenas una muestra de cómo la ciudad transnacional sostiene a la global, enfatizaron.

La investigación ha sido publicada en un libro, cuya portada es de la autoría de Valentina Glockner.