• Mencionó que el SARS-CoV-2 puede penetrar en el sistema nervioso central (SNC) y afectar tanto a neuronas como a células gliales e inducir patologías neurológicas.

Por: Redacción/

A diferencia de la mayoría de los enfermos de COVID-19, que presentan síntomas de tipo neurológico leves como la cefalea (dolor de cabeza), mareo y fatiga, sólo el 0.04 por ciento de los pacientes tiene riesgo de padecer encefalopatía, inflamación cerebral que ocasiona epilepsia, deterioro cognitivo y estados de coma, aseguró el científico del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Enrique Querejeta Villagómez.

El investigador de la Escuela Superior de Medicina (ESM), Enrique Querejeta Villagómez, mencionó que el SARS-CoV-2 puede penetrar en el sistema nervioso central (SNC) y afectar tanto a neuronas como a células gliales e inducir patologías neurológicas.

Al respecto señaló que después de que surgió el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS) en 2003, algunos científicos en el mundo hicieron estudios sobre la propagación del virus SARS-CoV en el sistema nervioso central. “Se hicieron autopsias a muchas personas que presentaban encefalopatías, cuyos datos neurológicos se manifestaban por epilepsias, delirios o estados de coma que no guardaban relación con la lesión pulmonar y observaron invariablemente la presencia de partículas virales en el sistema nervioso central”, apuntó.

En relación a lo anterior, el experto en el estudio de la enfermedad de Parkinson precisó que, a nivel de dicho sistema, la afección más común que provoca el SARS-CoV-2 es neuropatía periférica (inflamación) en el nervio olfatorio y en las neuronas cuyas innervaciones se sitúan en la lengua y están relacionadas con el sentido del gusto, lo cual ocasiona anosmia (pérdida del olfato) y disgeusia (falta del gusto).

“La encefalopatía es una inflamación extrema en el cerebro, la cual, en enfermos de COVID-19 no la genera propiamente el virus SARS-CoV-2, sino que es producto de una inflamación muy agresiva (tormenta de citocinas), que se desencadena por una reacción autoinmune, como consecuencia pueden surgir delirios, confusión, deterioro cognitivo, estados de coma y epilepsia, pero, insisto, el porcentaje de la población en el que se presenta es muy reducido”, explicó.

El catedrático del IPN, adscrito al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel II, refirió que en algunos países han realizado autopsias a personas que murieron por COVID-19 y desarrollaron encefalopatía. “En esos estudios han encontrado que a nivel pulmonar ya no hay presencia del SARS-CoV-2, pero sí lo han encontrado en el interior del cerebro, afortunadamente, el porcentaje de quienes desarrollan esa complicación es pequeño y probablemente existían alteraciones neurológicas previas a la infección”, indicó.

El científico encargado del laboratorio de Electrofisiología de la Escuela Superior de Medicina precisó que en México los casos graves de COVID-19 ocurren mayormente en personas con comorbilidades. “Específicamente los pacientes con obesidad y diabetes, quienes padecen una inflamación crónica que favorece la exacerbación de la enfermedad y por lo tanto mayor riesgo de complicaciones neurológicas y de muerte; por ello es importante el cuidado del peso corporal, ya que de esa forma se previenen dichas comorbilidades”, acotó.