Autor: Moctezuma Reco, analista  

En septiembre del 2007, el ejército mexicano ejecutó una operación en contra de Teresa Mendoza “La reyna del sur”, siendo esta, la primera aprehensión significativa en el sexenio del ahora expresidente Felipe Calderón. Posterior a esta captura, hasta el 2018, más de 90 blancos clasificados como amenazas a la seguridad nacional, fueron detenidos por intervención de las fuerzas armadas mexicanas. Dichos números, se han visto reducidos de manera alarmante en el actual gobierno como resultado de la fallida y muy famosa estrategia de seguridad implementada por el ejecutivo federal. 

Pero… ¿Por qué el Ejército y Marina tienen que estar en las calles? Y… ¿Cuál es la necesidad de respaldarnos en ellos para las labores de seguridad pública?

Estas son solo algunas de las preguntas que millones de ciudadanos mexicanos se hacen al ver a estas instituciones patrullando las calles. Realmente es sencillo… las organizaciones criminales rebasan en equipamiento, preparación y poder de fuego a las instituciones policiales en cualquiera de sus niveles y solo las FFAA pueden hacerles frente. Desde apresar en dos ocasiones al mayor capo mexicano, evitar la denominación de “terroristas” por el congreso de los Estados Unidos mediante la aprehensión de los implicados en los asesinatos de la familia LeBaron, reducir considerablemente las cifras del robo de hidrocarburo (terrestre y marítimo), la recaptura del hijo del Chapo (donde dos miembros de las fuerzas especiales del ejército cayeron en combate) hasta la lucha contra los llamados precursores en las aduanas y ASIPONAS. Entre muchas otras tareas que han generado tanto resultados positivos como mayor recaudación.

Al día de hoy, desde el 2007 han pasado 17 años, casi dos décadas, del uso de los elementos castrenses en estas labores. Además, a partir del 2018 no solo han sido empleados para la seguridad, si no, para desarrollo de proyectos mastodónticos que, si bien cuentan con la disciplina y constancia para llevarlos a cabo, no con la experiencia del sector privado para poder desarrollarlos en su máximo esplendor. 

Esto es un reflejo de como la ideología política de cada gobierno influye en la implementación de las fuerzas armadas a su conveniencia. 

El día domingo 7 de abril, se desarrolló el primer debate presidencial donde las dos candidatas y el candidato que usan para cubrir una vacante “como cuando eres el hijo del dueño de la empresa”, expusieron las “soluciones” a las problemáticas actuales del país de acuerdo a como cada uno de ellos las percibe.

Está por demás comentar las propuestas ya que siempre han sido las mismas: Soluciones surrealistas y aparentemente sencillas que al exponerlas promueven la construcción de una utopía exprés intentando convencer a los votantes que realmente son capaces de lograrlo; como Alicia caminando por el sendero amarillo de la democracia de la mano de sus nada usuales amigos para llegar al mago en el castillo del INE y que sus deseos sean cumplidos. 

Sin mencionar que tanto Máynez como Gálvez, solo expusieron su falta de estrategias y proyectos para desarrollo del país en cualquier ámbito, un discurso sin dialéctica ni retórica y una ausencia de naturalidad tan visible como el eclipse en Mazatlán.

Y Claudia, bueno, Claudia estudió el debate de 2018, eliminó las partes de stand up y repitió lo mismo que el entonces candidato López Obrador dijo en su momento, es una candidata sin azúcar, es como comer un taco en “Taco Bell”, si, es un taco pero una muy mala imitación de taco.

Independientemente de todas las ideas, todos sabemos que más adelante serán frustraciones cíclicas para el pueblo de México, hay algo que llama la atención de manera alarmante…solo el candidato Maynez (el menos relevante), tocó de manera muy breve el tema del empleo de las fuerzas armadas para el combate a la delincuencia organizada (esperemos que en debate correspondiente a crimen organizado y seguridad profundicen, sin embargo, los moderadores dieron oportunidad a los tres candidatos). Por su parte, Gálvez solo menciono que “serán empleadas para lo que deben emplearse” pero nada concreto. 

Este es un tema que cualquiera de los tres que llegue a la presidencia debe tener resuelto antes de llegar. Algo que después de 17 años debe ser fundamental. Mucha gente solo ve lo que se publica en las noticias, pero la verdad es que los miembros tanto del ejército como de la marina, arriesgan su vida diariamente en las 32 entidades federativas con el solo y único fin de asegurar la soberanía de México mediante el combate a la delincuencia organizada, obedeciendo órdenes que si bien, muchas veces no son las correctas, la lealtad de los soldados y marinos los lleva a cumplirlas sin refutar la ideología o la raíz de estas. 

Un “enterado mi comandante, se procede”, ha terminado en tribunales y encarcelamientos, familias disueltas. Todo porque las atribuciones en relación con la responsabilidad y capacidades de las FFAA no están claras aún (después de casi dos décadas). Cualquiera de los candidatos debe presentar una propuesta realista y factible, para el empleo de la milicia, teniendo claro que, si quieren al día de hoy comenzar a utilizar las policías como brazo fuerte para el combate delictivo, tendrán que pasar muchos años de preparación y de trabajo.