Por: Redacción/

El proceso típico de desarrollo de una vacuna habría implicado tenerla hasta 2034, sin embargo, el conocimiento previo sobre el virus y el uso de tecnologías innovadoras, entre otros factores, permitirán que en menos de dos años “contemos con varias inoculaciones seguras y eficaces” contra el SARS CoV-2, expuso el doctor Miguel Betancourt Cravioto en el XXV Simposio del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El presidente de la Sociedad Mexicana de Salud Pública sostuvo que no obstante las medidas implementadas para tratar de controlar la pandemia, la única forma de dominarla de manera efectiva es con el acceso equitativo global a una inoculación que prevenga la infección.

El proceso es muy complejo, pero “la ventaja es que no estamos partiendo de cero”, pues se cuenta con los antecedentes de los síndromes respiratorios Agudo Grave y del Medio Oriente, SARS y MERS, por sus siglas en inglés, respectivamente.

El conocimiento creado “nos sirve como punto de inicio” contra la enfermedad, ya que desde muy temprano se ha visto que la proteína a atacar a través de la respuesta inmune generada por la inoculación es la spike de los coronavirus, con la idea de que no se lleve a cabo la liga con los receptores AC2 y se inhiba la infección de las células.

Ese es el objetivo de casi todas las vacunas que están en progreso y es desde donde se comenzará, por lo que su obtención enfrenta grandes retos, entre ellos la seguridad, es decir, no poner en riesgo la salud de quienes las reciben; la eficacia, y lograr una efectividad mayor o igual a 50 por ciento.

En la actualidad ya no hay sólo mecanismos preventivos, incluidos los de la viruela o el sarampión, sino terapéuticos, cuyo propósito es reducir la gravedad y con ello el número de hospitalizaciones y de fallecimientos.

Debido a que los adultos mayores integran uno de los sectores vulnerables es necesario que la vacuna origine una respuesta inmune suficiente, a pesar del fenómeno de inmunosenescencia que se da en ese segmento de la población, pues de lo contrario no resultaría protegido.

Otros retos de tipo sistémico u organizacional están relacionados con la competencia de empresas desarrolladoras, porque al final se trata de un asunto comercial, sin embargo, “la situación que enfrentamos ha propiciado una serie de alianzas entre las organizaciones Mundial de la Salud (OMS) y Panamericana de la Salud (OPS); la participación de instituciones académicas que contribuyen con los resultados de sus investigaciones, y de gobiernos y grupos financiadores y filantrópicos, entre otros.

Estos lazos de cooperación debieran lograr –lo antes posible– una vacuna fiable y “echar mano de tecnologías innovadoras” mucho más veloces, pero con la misma calidad y garantía, además de contar con los recursos requeridos para su obtención.

El ciclo típico de producción –desde la indagación básica hasta la distribución en la sociedad– habría significado tenerla lista en 2034, lo que sería impensable, dadas las implicaciones sociales y económicas de la pandemia, por lo que la comunidad global impulsó un procedimiento acelerado, acortándolo a menos de 12 meses y, si bien hay dudas y resistencias debido a este avance, no se están escatimando de manera alguna la seguridad ni la calidad.

Según el rastreador de vacunas del New York Times existen 160 que están siendo probadas en animales y experimentos de laboratorio o ensayos preclínicos; 36 en fase uno, con pequeños grupos de gente joven y sana para avalar certeza y dosificación; 17 en fase dos, con conjuntos de mil o dos mil, incluyendo aquellos con ciertas vulnerabilidades, y 13 en la etapa tres, basadas en prácticas clínicas multicéntricas realizadas a grupos de más de 30 mil o 40 mil para probar el esquema.

También se hace un seguimiento de individuos que se infectan naturalmente para saber cuáles resultaron protegidos, trabajando por lo general con un placebo.

Al dictar la conferencia magistral Desarrollo de vacunas contra COVID-19, ¿dónde estamos ahora?, Betancourt Cravioto –director de soluciones globales y coordinador de los proyectos en vacunología, genómica y enfermedades desatendidas en la Fundación Carlos Slim, desde 2010– dijo que “estamos a punto de tener no sólo una, sino varias seguras y eficaces”.