Por: Redacción/

El tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) busca elevar la integración tripartita y contener el avance de China, sobre todo en el apartado cuatro dedicado a las reglas de origen de la industria automotriz y lo que se ha denominado el capítulo anti China, aseguró el doctor Samuel Ortiz Velásquez.

En la Mesa redonda Del TLCAN al T-MEC: condiciones y perspectivas desde la industria automotriz, realizada en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el académico de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México expuso que a pesar de que la inversión de esa nación asiática en el país es muy baja podría crecer, en respuesta a las progresivas tensiones con el vecino del norte.

Las estadísticas dan cuenta de cómo México ha elevado su comercio exterior con Estados Unidos, al tiempo que los esfuerzos de la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, por frenar el avance chino en la región se traducen en una reducción del comercio entre México y China; se trata de una primera tendencia que puede reflejar una mejora del comercio nacional con el estadounidense aprovechando las redes globales de producción.

Cerca de 46 por ciento de las ventas de bienes del país asiático hacia Estados Unidos enfrenta un incremento arancelario, en una disputa que se ha traducido en efectos indirectos en terceros, entre ellos México y Canadá, que se benefician por la triangulación del comercio, por proximidad geográfica y por sus fuertes relaciones.

Por primera vez México se convierte en el primer socio comercial de Estados Unidos en el tercer trimestre de 2019, viéndose favorecido por triangulaciones, sobre todo de mercancías intermedias de China que toman como plataforma de exportación la economía mexicana dirigida al principal mercado de consumo: Estados Unidos.

La industria de autopartes ha sido la máxima ganadora de las tres economías, en un negocio altamente concentrado a nivel de empresas y productos, y frente a un fenómeno en el que buena parte de las industrias en la economía mexicana ha permanecido al margen de esa estrategia de integración con América del Norte, sostuvo el maestro en Estudios Sociales por la Unidad Iztapalapa de la UAM.

En el T-MEC, las autopartes ahora se clasifican en esenciales, principales y complementarias, y cada una de ellas presenta diferentes objetivos para elevar el valor del contenido regional K; las esenciales son relevantes porque representan alrededor de 40 por ciento del costo total de un vehículo.

A diferencia del TLCAN, el T-MEC introduce un nuevo indicador de valor de contenido laboral en la industria automotriz que busca en parte que las inversiones retornen a Estados Unidos. Con esto se observa que las empresas armadoras deben reportar un valor de al menos 40 por ciento, lo que da cuenta de manufacturas que fueron producidas en territorios de altos salarios –16 dólares por hora– a diferencia de la economía mexicana en la que la remuneración media es de 2.5 dólares por hora.

Ortiz Velásquez recordó que hace unos meses Trump amagó con la posibilidad de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas dirigidas a su país, como parte de la estrategia para lograr un acuerdo migratorio; sin embargo, la medida también les afectaría al imponer aranceles a las empresas estadounidenses que realizan operaciones de manufactura en México.