Por: Redacción/

Las plataformas digitales han cambiado la forma de consumir contenidos y al mismo tiempo los creadores han tenido que modificar su forma de trabajo. En este nuevo modelo de negocio rentable, muchos productores de cine han volteado a ver con buenos ojos a los contenidos televisivos, ¿pero es igual o diferente trabajar en ambos lenguajes audiovisuales? El Mercado e Industria del Cine y el Audiovisual (MICA), organizó una mesa con apoyo de Netflix, el principal servicio de entretenimiento por internet en el mundo, para descubrirlo.

En dicho encuentro estuvieron presentes Diego Ávalos, director de las producciones originales internacionales de Netflix; Gaz Alazraki, director de la película Nosotros los Nobles (2013) y de la serie Club de Cuervos; Manolo Caro, director de cintas como La vida inmoral de la pareja ideal (2016) y de la serie La casa de las flores (próxima a estrenarse); el argentino Nacho Viale, productor de la película La Patota (2015) y de la serie Estocolmo; y la uruguaya Mariela Besuievsky, productora de la película El secreto de sus ojos (2009) y de la serie Cuatro estaciones en la Habana.

El primero en tomar la palabra fue Gaz Alazraki, quien abordó de inmediato las diferencias entre producir cine y series. Para él, el cine representa un contrato en el que cuando las luces se apagan y se enciende la pantalla, el espectador está concentrado en lo que ve, mientras que en una serie el televidente puede pausar el contenido y distraerse, lo que hace a los creadores buscar la forma de mantener la atención de forma distinta.

Otras diferencias que apuntó fueron el volumen de páginas en el guion, el diseño de producción en cuanto al número y tipo de locaciones, el modelo de negocio y el tratamiento de los personajes. Explicó que mientras en cine ya sabes el final y lo que ocurrirá con las situaciones y protagonistas, en las series sabes el final pero no cuándo va a suceder. “Arrojas a tus personajes a una paradoja difícil de resolver y sin saber por cuánto tiempo.”

En su oportunidad, Caro abordó el caso del writer’s room (cuarto de escritores), un momento al que describió como el más rudo del trabajo de su serie. Coincidió con Alazraki que en el cine se tiene clara la premisa de lo que va a pasar y aunque eso no quiere decir que en las series no deban ser así, lo cierto es que tuvo que integrar a nuevos escritores a su equipo para comprender a ciertos personajes. Destacó además la flexibilidad que tuvo en cuanto a libertad de exponer ciertos temas así como en la extensión necesaria para contar la historia que quería. “Para mí trabajar con Netflix ha sido una gran experiencia. La flexibilidad de la plataforma hay que aprovecharla.”

Finalmente, Besuievsky aseguró que las series han propiciado un contenido diverso para todos los públicos, algo que no sucedía antes porque los empresarios querían llegar a todo el espectro de audiencia con un mismo show. “La televisión estaba en una zona de confort porque tenían poca competencia, no estaban las plataformas.” Por su parte, Viale reconoció que vale la pena dedicar tiempo para trabajar en la diversificación de contenidos y así lograr una “transformación en la forma de consumo y en el tipo de productos.”

Realidad virtual

Al cambiante panorama del storytelling en el mundo del audiovisual se suma la realidad virtual, que brevemente fue tocada durante MICA 2017. Como conclusión, Gaz Alazraki aseguró que se trata de un nuevo medio y aún falta descubrirle un lenguaje propio. Explicó que mientras en el cine y las series se controla la mirada del espectador, no sucede así con los contenidos VR al cederle todo el poder al público cuando se coloca los visores. “Lo interesante será qué millenials entenderán ambos lenguajes para convergerlos.”

Como se mencionó durante la charla, la instalación en realidad virtual Carne y arena de Alejandro G. Iñárritu está entre los primeros acercamientos.