Por: Arnulfo Roque/

Hoy inicia un nuevo ciclo escolar para los estudiantes y maestros de educación media superior y mientras escribo esta columna me encuentro muy entusiasmado pensando en lo que me espera; del mismo modo me imagino lo que los chicos de nuevo ingreso están sintiendo, pensando o imaginando.

Por supuesto no puedo dejar de recordar mis años de estudiante (no hace mucho) y sé que siempre hay un tanto de emoción, aún más cuando la escuela es nueva, cuando sabes que conocerás nuevas personas y nuevos maestros o aun cuando lleves algunos semestres en la escuela de cualquier manera la emoción se hace presente por el nuevo ciclo y lo que éste depara.

Este día me hace reflexionar sobre lo importante que es también para los profesores el inicio de ciclo, pues aunque ya estamos trabajando desde hace dos semanas con cursos, jornadas de acompañamiento y más, es hoy cuando ingresaremos a los salones de clase para conocer a nuestros nuevos alumnos, a quienes tienen muchas ganas de estudiar y también a los que no tienen tantas o hasta los que traen nulas ganas de aprender.

El chico se emociona por su condición de joven pero nada impide que el profesor (joven o no) también se encuentre emocionado y contento; sé que para muchos esta idea es una locura, pues el profesor quiere mostrar siempre seriedad y hasta un tanto de indiferencia más aun cuando lleva muchos años en la docencia creyendo que todos los días son iguales, pensando en la monotonía y poca emoción de su trabajo; pero esto para nada es real, pues una de las grandes ventajas de ser profesor es que un día jamás se parece al siguiente.

Cada día (desde que soy profesor) es completamente distinto al otro, siempre me encuentro con cosas nuevas, casos distintos, sonrisas de los jóvenes y a veces otras malas caras, algunos días se notan tristes ya sea por una situación de algún estudiante, de algún compañero de uno mismo; los días jamás son iguales en una escuela, los chicos nunca son los mismos y nunca actúan de la misma forma, todo el tiempo tienen algo nuevo que mostrar y el profesor tienen el gran honor de verlos crecer y madurar además de colaborar en gran manera con ello.

Esta columna la dedico a mis compañeros maestros a los nuevos y a los que ya tienen una vida en la docencia, a los que disfrutan del trabajo y a los que ya hicieron de éste una rutina, a los que sonríen al entrar al salón de clase y a los que no lo hacen, a quienes saben cuál es su función y a los que solo van por el salario, a los que saben su quehacer y a los que solo cumplen, a los que preparan sus clases y a los que solo improvisan, a los de profesión, a los de vocación y a los de convicción.

Les pido encarecidamente que disfruten su trabajo, que se ilusionen con lo que hoy empieza, es tiempo de disfrutar tan noble profesión, de contagiar al alumnado de ilusión, de dedicación y orgullo por la educación; olvidemos por nuestro bien y el de los chicos toda postura política, sindical y personal por llevar a cabo la tarea que nos corresponde, por ser parte del cambio de una o más vidas, por el simple hecho de portar con honradez y merecimiento el título de profesor.

Sintamos emoción por recibir nuevos grupos, nuevos retos, nuevos alumnos, sintamos motivación por rescatar futuros endebles, vidas por perderse y seres sin intereses, apliquemos la ley de la relatividad de Einstein, si vemos esto como una obligación y como algo tedioso el tiempo será lento y agotador, pero si lo disfrutamos el tiempo se irá volando y disfrutaremos cada instante.

Sí claro que sé que es mucho el trabajo administrativo, pero solo es parte del trabajo, sé también que no todos los alumnos están dispuestos a aprender pero al menos que no seamos nosotros los responsables de que no concluyan, tal vez una buena actitud nuestra harán que esos alumnos recapaciten un poco y aunque no podamos salvar a todos cuando menos con un par podremos sentirnos satisfechos pues no quedará en nosotros.

Compañeros demos a este país una nueva oportunidad independientemente de nuestros gobernantes, pues como yo siempre he creído cualquier cambio político y social tiene que venir de la educación por lo que hay una gran responsabilidad en nosotros que somos de los principales protagonistas de este rubro. No pido más de lo que está en nuestras manos, no hagamos otra cosa extraordinaria sino lo básico, es decir “Educar y disfrutar al hacerlo”.

Les dejo esta frase de George Bernard Shaw: “Dichoso es aquel que tiene una profesión que coincide con su afición.”