• Estados Unidos detiene a un ex Secretario de la Defensa Nacional mexicano, y luego de un mes lo regresan a México sin cargos. Resultado: muchas especulaciones y ninguna respuesta.

Por: María Manuela de la Rosa Aguilar/

El pasado 15 de octubre la noticia de la detención en Los Angeles. California,  del general Salvador Cienfuegos Zepeda, ex Secretario de la Defensa Nacional, fue una bomba noticiosa que impactó no sólo en México, sino en el mundo, pues era la primera vez que la DEA realizaba un  arresto de esta envergadura.

El General Cienfuegos fue acusado de cuatro cargos de narcotráfico y lavado de dinero. Imputaciones muy graves y por tratarse de un personaje de tal relevancia y con esos cargos, lo más sensato es pensar que hay pruebas suficientes, contundentes, fundadas y motivadas  sobre su culpabilidad; sería una verdadera osadía que las autoridades norteamericanas se atrevieran a tanto sin tener en que sustentar sus acusaciones.

El presidente mexicano primero declaró que era lamentable, pero incluso señaló que los militares relacionados con el general serían suspendidos de sus cargos, deslindándose del asunto, aunque se trata de un ciudadano mexicano. Luego se desistiría.

Pero incluso el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrad, informó que en México no había ninguna investigación sobre el general.

El general Cienfuegos Zepeda, que se mantuvo sereno durante todo ese tiempo, se declaró  inocente y no se acogió a ningún beneficio que pudiera obtener como testigo protegido y recibió la atención consular, conforme a su derecho como ciudadano mexicano.

El 28 de octubre la Cancillería Mexicana manifestó su profundo descontento a Estados Unidos por no compartir información sobre la detención de Cienfuegos, lo cual hizo verbal y por escrito, tanto en redes sociales como oficialmente y concretó que se esperaría a que pasaran las elecciones presidenciales para solicitar más información sobre el caso. Y fue así como el expediente fue compartido a las autoridades mexicanas.

Y el 19 de noviembre liberan sin cargos al general, quedando claro únicamente que la orden salió de los más altos niveles de la administración del presidente norteamericano  Donald Trump, a través de su Fiscal General, supuestamente para ser investigado en México.

Lo que llama la atención.

  • El presidente se deslindó, advirtió que haría una limpia en las fuerzas armadas. Luego se desistió, hizo un reconocimiento al Ejército, anunció la ayuda consular al acusado y puso en duda los cargos, expresando su descontento por no haber sido avisado de la detención.
  • El primer mandatario señaló que al actual secretario de la Defensa él mismo lo eligió y que no fue por recomendación del ex secretario Salvador Cienfuegos Zepeda. Raro, porque todos los secretarios de la Defensa cuentan con el beneplácito del anterior.
  • La Secretaría de la Defensa Nacional ha permanecido silente y  expectante en el asunto.
  • El general fue acusado de colaborar con un cártel  secundario asentado en Nayarit, donde él nunca tuvo ningún mando y cuyo cabecilla fue ejecutado en el 2017, fecha en la que el general fungía como Secretario de la Defensa.
  • La justicia miliar es extremadamente severa y difícilmente se logra tener impunidad.
  • Si bien cada Secretario de la Defensa recibe la estafeta del anterior, una vez en el cargo, se respeta de manera rigurosa la subordinación al titular en turno y las deferencias son por motivos  estrictamente de cortesía.

   Especulaciones del desistimiento sin clara respuesta.

  • Se privilegió la buena relación diplomática   entre Estados Unidos y México. Curiosa afirmación, puesto que desde la campaña presidencial de Donald Trump, México ha sido humillado de manera sistemática.
  • Se negoció la detención de otros dos capos a cambio del general. Pero cuando hay orden de captura y dada la colaboración, los narcotraficantes son detenidos y ahí está una larga lista, que incluye a varios políticos de relevancia.
  • Que el ejército y los generales se impusieron a AMLO. La historia es testigo de la subordinación y lealtad de todos los integrantes de las fuerzas armadas, que han pasado incluso por muchas provocaciones, humillaciones, injusticias, pero la institucionalidad ha privado por sobre todo. Algo que los que no son militares no comprenden. Pero la integridad de la nación está de por medio y en eso la cúpula militar no tiene concesiones. Y ahora, cumpliendo si objetar múltiples funciones y tareas, muchas de las cuales son competencia de otras dependencias.
  • Que el ejército es el poder que se impuso al presidente. Que es un poder de hecho, claro, pero al servicio de la nación, por eso es una institución permanente, de prestigio, al servicio de una investidura, mas no de una persona o de un grupo.
  • Que las redes de cónyuges de los mandos militares presionaron. Es cierto que existe una estrecha relación entre las esposas de los militares, no sólo por su participación en el Patronato de Asistencia Social, en el que la responsabilidad va de acuerdo al grado y cargo de los militares, sino por una relación de toda la vida, a lo largo de la carrera militar, las familias recorren ese prolongado trayecto unidas, con abnegación, discreción y muchas veces en una incomprensible soledad. Pero su influencia es al interior, son la fortaleza espiritual y moral que cohesiona a la familia castrense.
  • Que se amenazó con expulsar a la DEA. En las relaciones bilaterales México se ha caracterizado por una gran tolerancia, privilegiando el diálogo. Y esta administración se ha conducido   con tolerancia,  cautela, muchas veces excesiva. ¿Amenazar ahora?.
  • Que el general va a ser investigado en México. Bueno, se ha dicho de manera reiterada que aquí no existe ninguna investigación sobre él. ¿Ahora si la hay? La FGR no se ha pronunciado al respecto.

Los analistas han externado diversas versiones para explicar lo sucedido, expertos en narcotráfico, investigadores, periodistas, autoproclamados especialistas del tema militar, civiles que desconocen la esencia de todo lo que conlleva la vida militar. Pero respuestas claras, pronunciamientos oficiales, no, ni de una parte ni de la otra.