Por: Risso Alberto

El rol de la mujer en la historia moderna ha cambiado radicalmente en los últimos 100 años, este cambio se ha dado en todos los ámbitos en los que la humanidad ha incursionado.

Uno de ellos son las artes, en especifico en la música. Pioneras al buscar librarse de un mundo musical que a principios del siglo XX estaba dominado por hombres cantantes como Bessie Smith conocida como La emperatriz del blues con su cruda interpretación al cantar los típicos  temas del blues; la batalla entre ambos sexos y todo lo que hay en medio de ello, el desamor, la traición pero sobre todo la soledad.

Interpretes tan importantes como Ma Rainey, Mamie Smith, Memphis Minnie, Sippie Wallace, Alberta Hunter apuntalaron el camino para la siguiente generación de mujeres que encontraba su hogar y entorno en un escenario nutrido de aplausos.

Figuras monolíticas son las que conforman los talentos de Nina Simone, Aretha Franklin, Billie Holliday, Ella Fitzgerald y Etta James, cada  una en sus respectivas carreras, llevaron el rol femenino dentro de la música a un lugar donde ellas reinventaban las reglas, además de luchar por sus derechos como mujeres expandiendo más allá la consciencia de la mujer en su rol en la sociedad.

Hacia la mitad de los 60’s el mundo se estaba sumergiendo en una revolución cultural en la que la sexualidad jugo un papel determinante. Las mujeres, poco a poco, se comenzaron a liberar de más y más paradigmas que la sociedad establecía. La píldora anticonceptiva, lanzada al mercado en los 60’s, impulsó la revolución sexual de la mujeres.

En esos años el rol de la música había tomado casi todo el protagonismo, ya que a través de ella y de su desafiante actitud ante el establishment los jóvenes exploraban caminos que hasta ese entonces eran tabú.

Janis Joplin, Grace Slick, Stevie Nicks, Joan Baez, Nancy Sinatra o Maureen Tucker fueron muestra de ello, al revelarse contra las costumbres al evocar una sexualidad exaltada cuando interpretaban temas como These Boots Are Made For Walking, White Rabbit o Piece Of My Heart.

Durante los 70’s, este cambio de paradigma se fue haciendo más evidente cuando nuevos talentos femeninos llegaron para nutrir de feminidad y distinción al rock.

Como es el caso de Patti Smith y su irrevocable pasión por la poesía y la música, Joni Mitchell, así como Deborah Harry líder de Blondie quien demostró que una frontwoman se puede poner al tu por tu con cualquier rockstar como Mick Jagger o David Bowie.

Durante los 80’s, las mujeres musicales florecieron en la alternatividad, Kim Gordon de Sonic Youth, Kim Deal de Pixies, Tina Weymouh, bajista de Talking Heads, y Chrissie Hynde de The Pretenders brindaron a sus respectivas bandas una perspectiva diferente y abierto, sin olvidar a Madonna, quien dentro de su rubro expusó una abierta conducta sexual libre. También se hizo presente el salvajismo sónico que Poison Ivy imprimió a The Cramps.

Con el paso del tiempo ellas mismas se convirtieron en influencia para las nuevas artistas que venían empujando y que su propuesta tanto visual como musical había evolucionado de tal manera que el espacio para experimentar se volvió mucho más amplio.

Björk una de las artistas más reputadas por su compromiso y fidelidad a su propuesta siempre apegada a sus ideales, PJ Harvey no se queda atrás.

Hoy día el panorama de las mujeres que hicieron de su vida la música es mucho más amplio y con ejemplos que van de lo mainstream, como Lady Gaga y Adele, pasando por la fallecida Amy Winehouse, hasta llegar a lo verdaderamente independiente como es el caso de Teri Gender Bender de Le Bucherettes y Bosnian Rainbows  o de Réginne Chassagne y su trabajo con Arcade Fire.

Finalmente, solo queda decir que sin su muy especial creatividad y sentimiento la historia de la musica moderna no seria la misma, son necesarias y siempre lo serán.