Por: Aficionado

El mundo enteró vibró. Se emocionó. El pueblo de Jamaica, entero, vitoreó a su ídolo, al hombre más veloz de la tierra en la actualidad: Usain Bolt, quien una vez más ganó la medalla de oro en la prueba reina del atletismo.

Es el único en ganar en tres ocasiones en los 100 metros planos. Esta vez fue aclamado por los asistentes que llenaron el estadio Olímpico en Río de Janeiro, Brasil.

Su más cercano competidor, Justin Gatlin, estuvo cerca, a ocho centésimas, menos que un suspiro, en alcanzarlo en la recta final, pero el espigado Bolt volvió a vencerlo.

Usain Bolt ostenta once títulos mundiales y ocho olímpicos, y posee además los récords mundiales de los 100 y 200 m lisos, y la carrera de relevos 4×100 con el equipo jamaicano.

Nació el 21 de agosto de 1986, y aún le queda mucho por hacer en el atletismo.

Esta noche recorrió parte de la pista de tartán envuelto en la bandera de su país, convivió con sus compatriotas y con ellos celebró el triunfo que fue coreado por todos los asistentes.

Tan sólo fue un instante 9.81 segundos. Casi lo mismo que 240 imágenes en una película, 24 por segundo. El final fue el mismo que en los Juegos Olímpicos de Pekín y Londres.

Nadie como él, ni siquiera el hijo del viento, lo consiguió el mismo número de veces en esta prueba y en Juegos Olímpicos, aunque fue el primero en bajar  menos de diez segundos el tiempo del recorrido.

Bolt fue una saeta, el más rápido. En la antigua Grecia hubiera recibido laureles para ceñir en su cabeza y habría sido considerado un héroe.