Por: José Manuel Mota Fernández

Rafael Nadal se convirtió en el campeón de Roland Garros al derrotar al suizo, Stan Wawrinka con parciales de 6-2, 6-1 y 6-3, en un tiempo de dos horas con cinco minutos y es la tercera vez en este torneo que termina sin conceder un solo set, además de que la final fue la segunda victoria más contundente que tuvo a lo largo del torneo.

El español nunca perdió el ritmo del partido y siempre fue un dominador claro, a lo largo de la primera etapa estuvo perfecto en todos los tiros y siempre que fue exigido por su respondió de manera correcta para mandar la pelota al sector contrario de la cancha, situación que tiempo después derivó en la victoria.

La segunda mitad no cambió mucho, de hecho, el español tuvo tal respuesta que solamente regaló un juego que se dio cuando él estaba recibiendo la bola, para dejar a Wawrinka con un 2-0 en sets que era ya muy difícil de superar por parte del suizo que no bajaba los brazos.

Ya en el último episodio Wawrinka respondió ligeramente y metió en aprietos a su rival, sin embargo, el ímpetu y poderío físico del mallorquí lo impulsaron una vez más a ganar el juego, set y el partido para levantar un título más en tierra batida, que es su especialidad.

Con esto Rafa Nadal se colocará como el segundo mejor tenista del mundo.