Por: César Cuervo

La NBA está llegando a su etapa de definición, en donde nos damos cuenta qué equipos son candidatos al título y cuáles simplemente serán incómodos por momentos. A éstas alturas de la temporada, hay equipos que se encuentran peleando por un boleto a la postemporada, mientras que hay otros que están en la disputa por mejorar posiciones dentro de sus respectivas Conferencias. Sin embargo, los Golden State Warriors se posicionan en una disputa diferente, su cita es con la historia.

Lejos están ya los años en los que un tal Michael Jordan revolucionaba las duelas de la NBA, han pasado ya 20 años desde que Jordan y sus Chicago Bulls hicieron historia en aquella temporada 1995/96. Aquel récord de fantasía que parecía imposible de romper, hoy está más cerca que nunca de verse batido.

Al día de hoy, los Warriors de Golden State se encuentran con una marca de 61 ganados y sólo seis partidos perdidos. Con 67 partidos disputados tienen un partido ganado más que los Chicago Bulls de aquella gran temporada a mediados de los 90’s. Los dirigidos por el histórico Phil Jackson tenían marca de 60 ganados por sólo siete derrotas, esta es una de las principales razones por las que creo que el récord será superado.

Golden State ha disputado 67 de los 82 juegos con los que consta una temporada de la mejor liga de baloncesto del mundo. A los comandados por Steve Kerr desde el banquillo, le restan 15 juegos en total en la campaña y, al hacer cuentas sobre un promedio constante que han llevado durante toda la temporada, los actuales campeones de la NBA pierden un partido cada 10 juegos.

En este momento tienen una racha de seis encuentros ganados, o sea que probablemente pierdan un partido en los próximos cuatro a disputarse. Según los promedios, llegarán con marca de 65 ganados y siete perdidos a falta de 10 cotejos por disputarse, dentro de esos 10 partidos restantes deberían caer derrotados en uno o máximo dos (teniendo en cuenta que el cansancio de toda la temporada se hace presente).

Todo este análisis nos deja que los máximos favoritos a repetir campeonato finalizarán con una marca de 71 victorias por nueve descalabros, una derrota menos que los Bulls de Chicago del histórico Michael Jordan. En esencia, estamos viendo, como lo vimos en aquel lejano 1996, un equipo que está revolucionando el baloncesto.

Pero no todos son números fríos y hacerla de adivino, basta con analizar un poco la plantilla de los Warriors y verlos jugar un partido para darse cuenta que su estilo de juego está haciendo pedazos la liga.

Acompañando a Curry en el quinteto habitualmente titular está su mejor amigo Klay Thompson, además de Harrison Barnes, Draymond Green y Andrew Bogut. Todos ellos juntos forman una orquesta sinfónica perfectamente bien organizada y sincronizada que es impecable en todos los aspectos del juego y, lo más importante de todo, que no cambia su desempeño cuando uno de ellos tiene que salir para darle minutos a otro compañero.

Stephen Curry y Klay Thompson durante un partido de la presente temporada

Stephen Curry y Klay Thompson durante un partido de la presente temporada

Ese jugador que sale de la banca, entra con la mentalidad de hacerlo igual o mejor que su compañero titular y muchas veces lo hace. Tal como sucedió en las Finales de la NBA el año pasado, cuando Andre Iguodala fue el Jugador Más Valioso y toda la temporada la pasó aportando desde el banquillo. Esas son las claves para el espectacular desempeño de los Warriors de Golden State.

Desde mi punto de vista, Stephen Curry es, en la actualidad, el mejor jugador de la NBA por demasiados aspectos del juego mismo. Verlo desplazarse por la duela con esa cadencia y agilidad resulta, en prácticamente todos los momentos, un verdadero deleite para los que amamos este deporte. La forma en la conecta con sus compañeros de formas inverosímiles es mágico, la manera en cómo anota tiros que muchos jugadores sólo logran en los entrenamientos, es inefable.

No cabe la menor duda, ese muchacho nacido en Akron, Ohio, está revolucionando el baloncesto al hacer cosas muy adelantadas a su época, al intentar y aterrizar situaciones que solamente nos hemos imaginado en sueños, al encestar tiros imposibles desde su campo para desatar el éxtasis en los aficionados.

No tengo la menor duda al decir que Stephen Curry se está convirtiendo en una leyenda en los niveles de Michael Jordan, Bill Russell o Magic Johnson. Le falta mucho camino por recorrer, pero Curry revolucionará por completo el baloncesto.