Por: Víctor Cruz/

El 29 de julio es una de las fechas que ha marcado al olimpismo de manera importante directa e indirectamente, ya que hoy se cumplen dos acontecimientos relevantes en la historia y no solo deportivamente hablando, llegó al poder un hombre por el cual se cancelaron dos ediciones Olímpicas, Adolf Hitler y años después se inaugurarían los “Juegos de la austeridad”, los primeros tras la Segunda Guerra Mundial.

En 1921 un niño que soñó con ser artista llegaba a ser el líder del partido Nazi, un alemán con gran oratoria que tardó 13 años más en convertirse en el canciller de Alemania para después comenzar uno de los pasajes más negros de la humanidad, un conflicto bélico que le arrebató la vida a innumerables personas.

Pero la ambición de Hitler también afectaría al deporte, como lo señala Miguel Delgado en su tesis “Los Juegos Olímpicos de Ayer y Hoy” en la antigüedad los Juegos Olímpicos eran sagrados y al llegar la fecha de celebración se suspendía cualquier conflicto para ser participe en la justa, esta vez no fue así.

Con la explosión de la Segunda Guerra Mundial llegó la suspensión de edición de Helsinki en 1940, cabe destacar que ellos no eran los anfitriones originales, ya que se llevarían a cabo en Tokio, pero otro conflicto bélico que tenían con China hizo que renunciaran al nombramiento.

Hay que señalar que estaban prácticamente listas las preparaciones, las propagandas estaban hechas y la organización del evento también, pero la ambición de uno de los personajes más odiados en la historia generó que no se pudieran celebrar, ya que meses antes comenzaría ese capítulo que muchos quisieran olvidar.

Adolf Hitler comenzó la Segunda Guerra Mundial tras la invasión a Polonia y durante los primeros años del conflicto logró ocupar los territorios de los países europeos entre los cuales estaban: Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Yugoslavia y Francia, tras la sed insaciable del Führer llegó el intento con la que empezaría a escribirse su derrota.

Tras no poder invadir Inglaterra, decidió un nuevo objetivo, la Unión Soviética. Situación que muchos historiadores señalan que fue su más grande error, ya que los rusos contratacaron y después de años de “lucha” en 1945 cayó Berlín, acontecimiento que marcaría el final del “sueño nazi”.

Hay que destacar que gracias a esto no se desarrolló tampoco la edición de 1944 también ya tenía sede, Londres iba a recibir el fuego olímpico con las manos abiertas, pero de igual forma no se pudieron desarrollar, puesto que aún seguía en pie el conflicto mundial, incluso Inglaterra era parte de los aliados y por ende de la guerra.

Con el fuego finalizado llegaron los “Juegos Olímpicos de la austeridad” los primeros de la post guerra, se realizaron en Londres en 1948, a pesar de ser los primeros después un acontecimiento tan fuerte, participaron 59 países, estuvieron vetados Japón y Alemania y el gran ausente fue la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) quien se negó a participar.

Una de las historias más conmovedoras es la del húngaro Karoly Takacs, quien se levantó de una adversidad que lo marcó toda la vida, él era un tirador y en una maniobra militar malograda perdió su brazo derecho, pero a pesar de eso se presentó en Londres 48, aprendió a disparar con la “siniestra” y se proclamó campeón, dejando un pasaje de inspiración olímpica.

Por eso cabe destacar el 29 de julio, el día que un niño con sueños de artista llegó al poder y se convirtió en un “monstruo” y como en la misma fecha regresó el espíritu olímpico a la vida de millones de personas, porque si hay algo que puede curar las heridas y dejar historias de superación, es el deporte.