Por: Redacción/

El verdadero trabajo de un buen escritor de ficción es vender la fantasía de que el mundo es entendible, pero no lo es, por lo que “agradecemos en las novelas esa sensación de haber tenido acceso a un mundo completo, ya sea por medio de la historia de un país, una persona, una saga o de la descripción precisa de todos sus detalles”, señaló el escritor Héctor Aguilar Camín.

“La realidad es opaca y en muchos sentidos impenetrable; la ficción es armónica, transparente y nos vende la ilusión de que vivimos en un mundo comprensible, que tiene un sentido y una explicación por absurdo que sea el relato. Esa transmutación donde lo inventado a fuerza de ser tan comprensible nos facilita creer que hemos entendido a fondo una realidad”, expuso el periodista.

En la presentación del libro Ficción y realidad. Los retos de la novela contemporánea, realizada en la 39 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el director de la revista Nexos comparó la imaginación novelística con una dama recatada, “tiene que ser mucho más juiciosa en sus aventuras, exageraciones e intenciones”.

Nadie creería la historia de un loco que decidió cambiar a su país produciendo 35 millones de muertos, lo cual es increíble porque eso sólo sucede en la realidad que es el equivalente a una señora totalmente loca.

La profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Raquel Serur Smeke, resaltó el carácter polifónico del libro –coordinado por Álvaro Ruiz Abreu, académico de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)– por contener una  multiplicidad de voces de escritores, académicos, investigadores, estudiantes y recién egresados.

Además permite mirar la relación ficción-realidad, de por sí interesante desde ángulos diversos y sugerentes que imprimen la impronta del que escribe el texto. En esa falta de uniformidad reside su principal atractivo, pues funciona y puede resultar interesante para un público amplio.

La escritora recuperó la participación de Elena Poniatowska en el compilado a través de Carlos Fuentes con La región más transparente que “nos ofrece a un autor contestatario, lleno de proyectos que habrá de cumplir a lo largo de su vida. El joven sofisticado y cosmopolita con su talento y su férrea disciplina, como apuntó la escritora”.

“Ruiz Abreu como Sara Poot se acercan a la narrativa de Poniatowska para otorgarnos mediante el espejo de la crítica literaria una mirada que la muestra en dos momentos de su producción. Primero, Abreu retoma la novela Tinísima cuyo punto de partida es la vida de la afamada fotógrafa Tina Modotti, adentrándonos en el proceder narrativo de nuestra Premio Cervantes, quien desde su perspectiva une la historia para construir la ficción”.

Es algo más que una radiografía de la época, ya que es un texto que ficcionaliza la historia y a los personajes reales escogidos y transgrede las leyes de la sociología, la antropología y la psicología social, pues teme ser leído como una novela.

Por su parte, Poot trabaja aquella misma relación en la novela Dos veces única que relata la vida de Lupe Marín, esposa de Diego Rivera y de Jorge Cuesta, sucesivamente.

Esta última, Serur la ubica en un lugar entre la historia ficcional que toma elementos de la primera y la hace funcionar con las leyes internas requeridas en una intención literaria y con la lógica distinta de lo convencional o lo objetivo.

La obra editada por la Unidad Xochimilco de la UAM se refiere a las figuras de María Félix, Dolores del Río y Octavio Paz, entre otras, quienes aparecen en el contexto de la novela y sugieren que Poniatowska “desafía a sus lectores que reconocen, o no, el contexto cultural, real o no, de la novela y sus códigos”.

La publicación así logra espejear la realidad crítica con la mirada del escritor que, si bien resulta útil para los especialistas de literatura mexicana, no es a ellos a quienes pretende aludir. El coordinador propició la construcción en la que una lectura resuena en la otra y, a su vez, remite a la experiencia del lector.

El doctor Ruiz Abreu refirió que el volumen contiene funciones dobles: por un lado, Aguilar Camín es incluido como ensayista en uno de los textos, en el mismo se explica lo que significa para él la realidad, la ficción y, además, los embrollos o paradojas de su carrera generados a partir de su propia obra como lo ha sido La guerra de Galio o Morir en el Golfo.

Esto mismo ya se había ejercido en el Nuevo Periodismo, pero también ya lo habían hecho los novelistas ingleses, franceses y rusos del siglo XIX, sobre todo quienes forman parte de la corriente conocida como la novela realista. Ellos siempre obtuvieron su fuente primera, como el caso de Charles Dickens, en hechos de la realidad, cotidianos o brutales, incluso de los mismos periodistas como lo hizo Honoré de Balzac o Dostoyevski.

“De este modo, el libro mantiene esas dos vertientes: autores que hablan sobre el tema en sí y, luego, críticos como Raquel Serur o Edith Negrín, que trabajan un escritor concreto. En total son cinco trabajos espléndidos que dan luz sobre el significado que tiene la realidad y la ficción para cada autor”, concluyó.