Por: Paola Reyes/

Como hace 49 años, estudiantes, maestros y sociedad civil se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas para protestar contra las acciones represivas del gobierno y exigir justicia.

En 1968, todo inició por la represión policial a las demandas  estudiantiles generadas tras una confrontación entre alumnos politécnicos y universitarios, y el involucramiento de grupos porriles conocidos como Los  Araños y Los Ciudadelos.

La movilización juvenil provocó  inestabilidad al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, quien debía mostrar un país sin disturbios ante la proximidad de los Juegos Olímpicos.

Los estudiantes  demandaban la liberación de presos políticos, extinción del cuerpo de granaderos, destitución de los líderes de la Policía Preventiva, anular el artículo 145 (disolución social tras brote disidente) e indemnizar a las familias de los estudiantes agredidos o asesinados.

Ese pliego petitorio fue recordado durante la conmemoración de lo sucedido hace 49 años por el Comité 68 ProLibertades Democráticas que nuevamente hondearon banderas blancas con una paloma rojinegra, que nuevamente exigieron justicia, pero  ahora al gobierno de Enrique Peña Nieto, tras la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero.

 

La manifestación llevó a cabo el recorrido tradicional de la aplaza de las Tres Culturas al Zócalo. Miles enfilaron a la Plaza de la Constitución gritando consignas a una sola voz.

Esta vez a las exigencias de justicia para las víctimas del 68, se sumaron las de presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa que están desaparecidos. También la exigencia de cese a los feminicidios y el grito anhelante de que el gobierno respete el acopio ciudadano para las personas damnificadas por  los sismos del 7 y 19 de septiembre.

Aproximadamente llegaron a las 17:30, cuando el sol estaba bajando y las nubes comenzaron a tapar un poco la luz del día.

Ya en el Zócalo y desde el templete de madera y metal los oradoradores reintegraron sus demandas: justicia para estudiantes caídos del 2 de octubre de 1968, justicia para los 43 normalistas, castigó a los responsables de los violentos asesinatos de mujeres y el reconocimiento a los jóvenes que están ayudando a damnificados en las distintas zonas del país debido a los recientes temblores.

Una de las oradoras fue la madre de Lesby Berlín Orozco Martínez, una víctima de la violencia contra las mujeres.

El rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), Alejandro Vera Jiménez, acusó al gobernador de ese estado, Graco Ramírez, de robar los víveres que eran destinados a sus conciudadanos. Solicitó a alumnos y docentes a generar universidades socialmente responsables.

A las 6:10 se recordó la hora en la cual fueron atacados los estudiantes de 1968 y el Comité 68 pidió un minuto de silencio por las víctimas de los movimientos estudiantiles y por las del sismo.

Félix Hernández Gamundi, uno de los líderes de la revuelta de 1968, y llamó nuevamente a recordar a los caídos en la Plaza de las Tres Culturas.

Rememoró la experiencia vivida hace 49 años y aseguró que para la oposición solo hay tres opciones: encierro, destierro o entierro.

Expresó su agradecimiento a los jóvenes solidarios y generosos que salieron a las calles a ayudar a los afectados por el sismo.

Y llamó a los jóvenes a impulsar una reconstrucción política, pues señaló que el movimiento estudiantil del 68 contribuyó a la democracia mexicana.

Terminó la manifestación pero no la lucha, los discursos continuaron, en el Zócalo se reiteraron las demandas de justicia bajo la mirada vigilante de policías desplegados en varios puntos, no intervinieron porque no fue necesario, nada alteró, esta vez, la movilización pacífica.