Por: Redacción

Los derechos culturales tienen que ver con la dignidad humana, con las realidades, voces y expresiones de las personas, conforme experimentan la vida y la definen, explicó Elsa Stamatopoulou, directora del programa de Derechos Indígenas del Instituto de Estudios sobre Derechos Humanos de la Universidad de Columbia, Estados Unidos.

En conferencia magistral, en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart), en el marco del Foro Internacional Derechos Culturales y Derechos Humanos, la especialista de origen griego se refirió al papel de los derechos humanos y culturales.

La también profesora adjunta del Centro para el Estudio de la Etnicidad y Raza y del Departamento de Antropología, en la misma Universidad de Columbia, indicó que a instituciones, organismos y a la población les debe importar la protección de los derechos culturales por su significado “tan profundo” para con la dignidad humana.

Expuso que los derechos culturales requieren la cooperación de dos campos del conocimiento: el derecho y la antropología, ya que sin éstos no es posible analizar, entender y descubrir el contenido normativo de estos derechos de manera apropiada ni presionar al gobierno para que aplique leyes de protección.

Aunque, dijo, para los juristas clásicos los asuntos que están relacionados con la cultura son algo vagos, no tienen la claridad normativa del derecho y se toma como un problema secundario.

La especialista se cuestionó por qué los derechos culturales se han ignorado, entre las respuestas, dijo, está la decisión de muchos expertos en evitar la discusión, ya que la definición de derechos culturales se relaciona con el concepto de derecho a la cultura, el cual que es fluido y cambiante.

Indicó que otros de los aspectos para que los derechos culturales no sean tomados en cuenta como se debería se debe a que son vistos como un lujo, sobre todo en los países con crisis económicas. “Ahí conciben el derecho al pan y al agua como prevalente, no obstante que el desarrollo cultural representa el alma, el monumento moral, la autodefinición, la autoestima de una comunidad”, expresó.

En el ámbito del derecho internacional, precisó, hay derechos humanos que se entienden culturales: el derecho a la educación, participar en la vida cultural, disfrutar los beneficios de progresos científicos y sus aplicaciones, beneficiarse de la protección de los intereses morales y materiales resultado de cualquier producción literaria y artística, así como la libertad de las investigaciones científicas.

“Creo que la motivación para poner atención a los derechos culturales es ver las características del tablero sobre el que nos encontramos: la globalización y la polarización, las tensiones norte-sur, la culturización de la vida política y la retórica política de migración, racismo, relativismo cultural, la paz, la seguridad, los grandes intereses económicos y el impacto de la criminalización de las culturas y los movimientos de justicia social.

“Reconocer nuestros derechos culturales como derechos legales es una declaración audaz que requiere acción, en un mundo como en el que vivimos es más urgente que cualquier otra cosa”, puntualizó Elsa Stamatopoulou.