Por. Redacción/

El comercio del arte es absurdo porque se da un valor muy alto a las obras artísticas originales, aun cuando las copias pueden transmitir las mismas emociones, en contraste, con la música y la poesía no se manifiesta el fenómeno de pretender el contacto con la creación pura, advirtió el doctor Eduardo Rubio Elosua.

El arte vale por la información, es decir, “si no sé qué tengo enfrente una obra carece de valor, como aprendí al visitar varios mercados y fotografiar en detalle 350 mil piezas en alta resolución, un pasatiempo que me apasiona y que he hecho durante casi toda mi vida”.

El investigador en historia del arte expuso que durante 48 años de trayectoria ha recorrido museos, galerías y subastas de pinturas de autores clásicos alrededor del orbe, una profesión que adquirió después de convertirse en un aficionado lector de libros sobre el tema y gracias a la influencia de sus padres.

En la conferencia Arte, Percepción y Emoción, realizada en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), relató que a los 14 años comenzó a incursionar en el mundo de la compra y venta de pinturas cuando fue invitado a ser agente de ventas de piezas artísticas para un amigo, así tuvo la oportunidad de tratar con diversos compradores y coleccionistas, pero también descubrió que existía una intensa actividad sofisticada elaborada por falsificadores.

En su ponencia ante alumnos y profesores de la citada sede académica, Rubio Elosua recordó que luego de varios estudios científicos a los óleos de Rembrandt, entre 1923 y 1992, se descubrió que en toda su vida en realidad había pintado 500 piezas, pero en el mercado se habían registrado alrededor de 700.

“Vivimos en la ilusión, sobre todo en este ámbito, porque a nivel mundial aún no contamos con las herramientas científicas cien por ciento efectivas que revelen si un trabajo es original, incluso los mismos autores no podrían constatar o reconocer su propia obra si estuvieran vivos”, expresó.

“En la historia existen muchos casos de creadores que han firmado obras aun sabiendo que no son de ellos, entonces seguramente en los museos hay muchas pinturas que son falsas, pero nos vamos a emocionar como si fueran verdaderas”.

El doctor Luca Galizia, director general del Centro Dante Alighieri, comentó que el arte ha sido utilizado como un medio de comunicación que poco a poco se ha ido llenando de claroscuros y dramas al develar que lo real ya no es ideal, los franceses ahora estudian cómo la percepción varía dependiendo de si algo se observa de lejos o de cerca.

Esto “nos hace reflexionar sobre lo que conocemos como lo real”, pues el arte puede ser una forma como percibimos la época contemporánea –que en este caso puede ser la aceleración de la tecnología– o el artista puede ser quien sugiere una dirección al espectador, como lo hizo Picasso, “al tomar la forma y descomponerla, argumentando que hemos llegado a una nueva abstracción de la representación”.

El universo a través del arte ha constituido una manera muy particular de simbolizar la realidad mediante visiones que con el paso del tiempo se han ido transformando, pues “vivimos en un mundo constituido por tres dimensiones, pero desde el surgimiento de los testigos históricos del arte, la vida se representaba en dos dimensiones”.

El arte icónico se desarrolló a partir de manifestaciones planas y que no contenían la noción de la perspectiva, y revolucionó con la llegada del Renacimiento italiano en la pintura que introdujo nuevos artificios técnicos para poder plasmar una realidad con profundidad y así la idea de una tercera dimensión.

“Eso cambió por completo la percepción del orbe y la filosofía ahora se cuestiona si en verdad lo que cambió fue el mundo, del medieval que era estático, a otro donde empiezan negocios y movimientos sociales encaminados a la modernidad”, manifestó.

El doctor Juan Manuel Herrera Caballero, director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades (CSH) de la Unidad Iztapalapa, destacó que la visión del educador debería encaminarse a inculcar una perspectiva filosófica en los alumnos quienes “son los portadores de un nuevo futuro y la encomienda sobre las nuevas generaciones”.